Diana García Cejudo
Nuestra ciudad cuenta con canales que forman parte de la infraestructura que conduce principalmente agua pluvial. Al ir creciendo la ciudad, pasaron de ser una serie de arroyos a estructuras construidas con mampostería o concreto. La intención de artificializar los canales pluviales responde a una necesidad de eficientizar el desagüe del agua, mitigando inundaciones. Sin embargo, ¿Qué sucede con estos canales cuando no llevan agua? .
Los canales pluviales solo llevan agua en temporada de lluvias por lo que, fuera de temporada, se convierten en sitios de basura, espacios para dormitar y refugio de animales. En este sentido, se convierten en un problema social, fuente de inseguridad o en casos de discordia entre la comunidad. ¿Qué podemos hacer con estos espacios que se convierten en tierra de nadie? El impulso nos llevaría a pensar que lo mejor es cubrirlo, pero esto impide que ejerzan su función principal pluvial e invisibiliza el problema en general.
La solución es aportar a la transformación de estos espacios en infraestructura verde, en aquella que retoma sus aspectos naturales y ayuda a la generación y soporte de un ecosistema. Estos espacios pueden ser adoptados por la comunidad, den cabida a otras actividades y pueden ser refugio para pequeñas especies. Parece que la receta es sencilla; sin embargo, se requiere una complicidad de actores, la integración y adopción de la comunidad y el reconocer que la naturaleza puede hacer más por la ciudad si le damos su espacio.
MT