Roberto Mendoza
Todo el país está inmerso en varios procesos que rompen la legalidad y la supuesta sana convivencia que las leyes, votadas en el congreso mexicano, propuestas y aprobadas por nuestros representantes en ambas cámaras, nosotros mismos, nos impusimos supuestamente para mejorar y ser más equitativos…
¿Para qué sacrificaron, incluso su vida, varios activistas y políticos mexicanos, si íbamos a terminar violando la ley, que tantas discusiones, peleas y conflictos causaron durante años? Hoy tenemos dos procesos de elección interna, completamente opuestos y ambos ilícitos.
El primero en violar la ley es quien prometió, juró, respetarla; el presidente sabe que es ilegal hablar de elecciones, promover candidatos, el voto, denostar, agredir, burlar, amenazar a posibles adversarios políticos que se perfilan como candidatos, pero para él las leyes, que en su trayectoria política impulsó, no le aplican.
Desde 2021, luego de tener algunos reveces electorales, enojado decidió iniciar ya, su sucesión, se molestó porque según sus cálculos su movimiento debía ganar todo y como perdió algo, acusó, condenó, prácticamente maldijo a quien se atrevió a confrontarlo. Hoy, no sólo quiere que su movimiento gane la presidencia, sino todo el poder, ha configurado que antes de terminar su mandato sea un presidente con un poder absoluto, en un momento, según su plan, tendrá a su sucesor designado por él, control total de ambas cámaras y habrá podido cambiar la ley para tener también el control del poder judicial. Ese es el tamaño de su apuesta, si lo logra ¿Por qué no seguir manipulando todo para continuar en el poder? ¿Acaso su sucesor no se puede esperar uno, dos o tres años, listo para continuar su legado? ¿Si puede modificar la ley, que le impide argumentar que aún no termina su transformación y continuar? De cualquier forma, ya tendría a su sucesor legitimado por una mayoría de mexicanos que lo votaron, los perdedores estarán, en el mejor de los casos lamiéndose las heridas o peor, en una terapia intensiva.
Es por eso que los políticos que no están en la esfera del presidente, luego de casi 5 años de perder casi todo poder y estar prácticamente arrinconados, ¿tuvieron? que romper la ley. ¿Había qué responderle al presidente con su misma táctica, con su misma estrategia, aunque no la entendieran a cabalidad? Pareciera por un lado que está bien, al menos buscaron hacer algo, pero por otro ¿No había más opciones que jugar en una cancha igual que la del presidente y con prácticamente sus mismas reglas, rompiendo la legalidad?
Queda claro que la ley no se adapta a la manera actual de hacer política y si el máximo representante del país la rompe ¿Por qué no todos? Habrá que hacer una nueva legislación y buscar que sí se cumpla, para no tener un INE que simule, un TRIFE que perdone y unos políticos que, olímpicamente, la ignoren.
La realidad se impone, en unos días seguramente tendremos candidatas a la presidencia y más campañas, más descalificaciones, más acarreos, será el inicio de campañas negras con acusaciones que pueden llegar a la procuraduría, las redes sociales acusarán sin pruebas, habrá mentiras y se activarán las posverdades. Hay otros poderes que empezarán a hacer presión, ya lo hacen algunos empresarios, otros lo comenzarán a hacer, lo hará el crimen organizado, las iglesias, las academias y centros de estudio y finalmente, lo queramos o no lo haremos usted, su familia, sus vecinos, la gente en el mercado, en las tortillas, en el super, en el cine, lo seguiré haciendo yo, será una larga jornada hasta las elecciones y no se acabará ahí, el destino nos reserva, ya lo verá, muchas sorpresas. Vamos preparándonos.