Querétaro está en un proceso constante de desarrollo y nos sentimos orgullosos de nuestro sistema interno de ciudad que ha realizado nuevas inversiones para empleos, crecimiento sostenido y desarrollo de infraestructura.
La reestructura de vías principales durante estos últimos años, por ejemplo, ha abierto el debate a la mejora del transporte público, pero seguimos empantanados entre malos manejos, deficiente mantenimiento y malas frecuencias en las rutas. Por otro lado, seguimos pretendiendo integrar ciclovías a calles existentes sin comprender definitivamente cómo funcionan de acuerdo al usuario. Quizás, el reto más imperante es que privilegiamos el uso del automóvil en zonas recientemente desarrolladas. Agradecemos la accesibilidad a zonas históricas con la adecuación en sus banquetas, plazas y andadores, pero la ciudad es más grande y seguimos teniendo las mismas vías de comunicación que hace 20 años.
Intentamos ver lo que sucede en otras geografías y tratamos de aplicar las estrategias de sostenibilidad que se ejercen en ciudades globales, pero no entendemos bien el funcionamiento socioeconómico de cada zona en particular sin un adecuado análisis de implementación para generar las acciones determinantes a efectuarse en el presente.
Para ser, hay que parecer y, aún, nos queda una larga lista de pendientes por implementar si es que queremos compararnos más allá del papel y el discurso, realmente mitigando la densidad urbana y solucionando la vasta extensión territorial de la ciudad.
Texto de: Jorge Roberto Javier Tortajada