Héctor Falcón Villa
Un artículo reciente publicado en la revista Forbes México citó cifras del Banco Interamericano de Desarrollo y Netflix que miden el impacto económico de la industria cinematográfica mexicana: por cada 10 pesos que se invierten en la realización audiovisual se generan otros 6 pesos adicionales; es decir, un efecto multiplicador de 1.6.
El estudio se publica mientras se debate en la Suprema Corte de Justicia la legalidad de la desaparición del fideicomiso estatal que financiaba principalmente a las producciones comerciales. ¿Es una casualidad que Netflix arroje en este momento los datos de su estudio, sobre todo a la luz de su reciente contracción financiera?
Más allá de la suspicacia política, la demanda de contenido audiovisual en México es más grande que nunca. Nuestro país es un centro de producción relevante en el mercado de habla hispana en Estados Unidos y Latinoamérica.
De acuerdo al mismo estudio que cita Forbes, en el 2021 la industria audiovisual en México registró ingresos por 61,690 millones de pesos. Y su pronóstico es de crecimiento para los próximos años.
¿Qué papel juega la descentralización de la producción audiovisual en esta encrucijada? Estas oportunidades de crecimiento requieren de personal capacitado que atienda las demandas laborales del sector. Es un reto para la formación de nuevos talentos que se inserten en la cadena de valor del cine no solo en la ciudad de México, sino en otras regiones del país.
MT