Alejandro Gutiérrez Balboa
En otro episodio que es subrayado por la ausencia mexicana, el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva ha convocado a 10 países de Sudamérica a una reunión en Brasilia, como mecanismo para “promover la integración” en medio de tensiones y desacuerdos entre los países convocados.
La intentona no es nueva. Cuando fracasó en el continente la estrategia cubana de crear el “foco” de insurrección contra los gobiernos, y cuyo mejor ejemplo fue la aventura y muerte del Che Guevara en Bolivia, la dictadura castrista, junto a Lula da Silva, idearon un nuevo proyecto que dio origen al Foro de Sao Paulo en 1990. Este organismo surgió también como consecuencia del derrumbe de la Unión Soviética, principal sostén del régimen cubano.
El principal logro del Foro de Sao Paulo fue el arribo de la dupla Hugo Chávez/Nicolás Maduro en Venezuela. Hoy, de cara a una probable nueva oleada de regreso a gobiernos democráticos liberales, que se va abriendo paso en Perú, Chile y las recientes elecciones en España, Lula emprende otro esfuerzo por lograr el liderazgo latinoamericano. Han confirmado su asistencia 10 presidentes.
El único país que puede desafiar el liderazgo brasileño es México. El problema es que el actual gobierno no ha emprendido ninguna iniciativa para influir en una región que no sólo es su zona de influencia natural, sino que el liderazgo alcanzado en el pasado inmediato se ha diluido por abandono.
No sólo se trata de liderazgo político sino, también económico. Brasil es hoy la economía más grande de América Latina, ha procurado una presencia global a través de los BRICS; es el país más poblado de la región y no tiene las restricciones para la compra y fabricación de armamento que padece México, lo que hace sus fuerzas armadas y poder militar muy grandes. Además, mantiene una política exterior consistente, aunque sus metas sean cuestionables como lo es el propio gobierno de Lula, tan corrupto. Que Nicolás Maduro haya sido el primer presidente en arribar a la reunión habla de una alianza y liderazgo indeseables.
México tiene mucho más que ofrecer, propuestas y alternativas mejores para el desarrollo real y efectivo del continente; pero esto sólo lo puede hacer con un gobierno consistente con nuestros intereses nacionales. Lo que tenemos actualmente nos coloca en la lista de espera de regímenes fallidos, como el cubano, el venezolano o el nicaragüense. No restamos, abandonamos el juego.