Tras 11 años de esa fatídica tarde de “el Payo” en donde armó la bronca de la temporada y 7 años de su última comparecencia, volvía el torero Queretano a pisar ese albero Venteño con el único objetivo de iluminar el ruedo con su toreo y poder entrar en la llamada “elite” del toreo mundial, donde muchos son los llamados y pocos los escogidos.
Ya han pasado 14 años desde que el diestro Queretano recibió la borla de matador de manos del maestro Morante de la Puebla, y a través de este tiempo, su toreo ha evolucionado al grado de convertirse en uno de los toreros más clásicos en nuestro país. Una trayectoria sólida manteniéndose en los primeros sitios del escalafón nacional y un 2023 con presentaciones constantes en las principales plazas del país, eran las cartas de presentación del mexicano de cara a su regreso a Madrid el pasado 24 de mayo.
Mal empezó para el Queretano este periplo, ya que días antes, se daba la noticia de que el encierro presentado por la ganadería de Algarra fue devuelto parcialmente, y posteriormente parchado con ejemplares de la ganadería de Montalvo. Un Payo serio con un semblante introvertido fue como percibimos al diestro, y pues no era para menos, la responsabilidad de partir plaza en el coso más importante del mundo no es cosa menor. Muy poco pudimos ver del toreo del Payo en esta tarde, un primero de Algarra que resultó parado con poca fuerza, y un segundo de Montalvo complicado en embestida, no permitieron al Queretano mostrar ese toreo clásico que posee.
Sin embargo, falto algo, faltó ese deseo de agradar, de agotar todos los recursos que se tuvieran a la mano. Recordé esa frase de que si no embiste el toro pues embiste el torero, y eso fue lo que le faltó al Payo, mostrar coraje, deseo, y ganas de ser. Más notorio fue esto al ver que sus alternantes, Román y Fco. José Espada, si mostraron coraje y deseos de sobresalir y aprovechar esa oportunidad dentro del serial. Muchos queríamos ver al Payo ya en otros niveles, sobre todo porque a México le urge una “figura” que suene a nivel mundial y no solo conformarse con ser de los que más torean en México.