Iván Torres/Rotaciones
Dalia Ramos es ingeniera de construcción y pruebas en la escudería Alpine de la Fórmula 1. En mi colaboración anterior mencioné la gran labor que realiza al representar como mexicana a un país, y no exagero, en un deporte meramente creado por y para hombres donde las mujeres y en especial ella, cumple un perfil profesional que no es fácil de tener debido a las competencias que tiene que desarrollarse en una empresa como es la Fórmula 1 donde los cambios y la capacidad de resiliencia deben ser parte del ADN de las personas. Nos recibió amablemente en sus oficinas donde trabaja y se ve, lo hace con pasión.
Ella, muy sencilla de trato, y un monstro (con mucho respeto) para explicar el desarrollo de las máquinas automotores más avanzadas de su tipo en el planeta tierra. La experiencia de ver esos laboratorios de creación pudieran ser como cualquiera de una empresa dedicada a la industria metalmecánica. Máquinas de producción CNC para elaboración de las piezas, máquinas de corte láser, tornos clásicos de taller mecánico y otras cosas más elaboradas en tecnología todo para hacer dos autos de carreras al año.
Ahí es donde está la magia, cada piso o espacio que se pisa en la fábrica hace la diferencia. Es el génesis de un auto de Fórmula 1. Ver la creación y la conformación del chasis, la máquina, la carrocería, y cada forma o pieza del auto que se alcanza a ver en su elaboración o proceso es simplemente es exquisito y extraordinario para quien conoce del deporte o gusta del mismo. Lo mejor es que una mexicana como Dalia Ramos, supervisa, define y toma decisiones entorno a qué está funcionando o no del auto para una carrera o para una temporada, ella y su equipo de trabajo definen como “calcificar” correctamente los “huesos” del auto.
Prueba y error cada segundo. Ella es ingeniera en mecatrónica y anteriormente a este trabajo estaba en la tradicional industria aeroespacial. Hoy es un perfil laboral que no cualquiera puede tener. Su grado de especialización en Fórmula 1 es tal que no creo existan más de 40 ingenieros en el mundo con su capacidad y lo que está haciendo dentro de este deporte motor.
Alguna vez en la escuela me llevaron a ver como se hacía un refresco, el empaquetar unos chiles, la elaboración de un yogurt, pero jamás olvidaré la experiencia de ver como se hace un auto de Fórmula 1, gracias por el trato y la atención de Dalia Ramos a quien le hago un pequeño homenaje desde esta colaboración por ser una mexicana exitosa, compitiendo al mejor nivel del mundo en la Fórmula 1.