Lucía Foyo
Hola son Lucia Foyo y soy Psicóloga. Ser madre implica una gran transformación en la vida de toda mujer que, si no es consciente, puede llevarla a olvidarse de sí misma. Una mujer puede ser una gran madre, sin dejar de ser una gran mujer.
Ser madre sin dejar de ser mujer es, sin duda, la combinación más difícil para una esposa, sobre todo cuando tiene el primer hijo. Si eres esposa y ya eres madre, te has preguntado alguna vez: ¿Qué aspecto de tu vida debe ser el primero?
Antes de ser madre, la persona ya es una mujer. Más allá de la definición biológica, ser mujer implica ser la persona que siempre has sido, que te gusta y que te gustaría ser.
Implica saber desenvolverse en cualquier ámbito de la vida, sea el físico, el emocional, el espiritual, el familiar o el sexual para alcanzar la plenitud. En otras palabras, ser mujer es ser la protagonista de tu propia vida. Sin embargo, ¿Cómo afecta a la mujer el ser madre?
Para muchos, ser madre es una gran bendición. Participar en el proceso de creación de una nueva persona es simplemente milagroso. No obstante, también es una labor que exige de una gran dedicación pues el pequeño depende totalmente de su madre para sobrevivir.
De hecho, se dice que cuando una mujer es madre, sus preocupaciones se multiplican por dos. Por un lado, es positivo puesto que el nivel de eficiencia se eleva. Sin embargo, por otro lado, el nivel de ansiedad puede incrementarse demasiado y ser dañino para la salud.
Así, la madre en su afán por cuidar de la mejor manera a su bebé, puede que olvide sus propias necesidades, aquellas que eran más sencillas de satisfacer antes de la llegada del hijo.
En ocasiones, la sociedad suele ejercer una excesiva presión con respecto a lo que debemos ser. La perspectiva de género que la sociedad ha creado e impuesto a las mujeres a lo largo de los siglos se simplifica en la siguiente frase: “Primero, los hijos; segundo, la pareja; y tercero, ella”.
Es decir, en el papel de madre, la mujer debe sacrificar sus metas, deseos y tiempo para cumplir con el rol que la sociedad ha marcado como el “deber ser” de una madre. En otras palabras, invierte el orden de ser mujer y madre para convertirse en madre y después mujer.
Si eres una mujer que se sacrifica a sí misma por el bienestar de sus hijos, entonces la sociedad te dirá que eres la mejor madre del mundo. Sin embargo, tal vez no te juzgue del mismo modo si de vez en cuando decides darte un tiempo para ti.
Y es que se tiende a creer lo siguiente: puedes ser la mejor madre, pero olvidar que eres mujer; o bien, ser una gran mujer, pero no ser una buena madre.
Es fundamental comprender lo siguiente: antes de ser madre y esposa, eres una persona. Como individuo, tienes necesidades que ni tus hijos o esposo pueden satisfacer totalmente.
Para saciar las necesidades individuales es preciso recuperar tus espacios individuales, delegar tareas y ceder algunas responsabilidades. Sabemos que las madres son tan capaces que podrían hacerlo todo por ellas mismas. No obstante, tales conductas salvadoras o rescatistas no suelen conducir a estados saludables, sino todo lo contrario.
Psic. Lucia Foyo Niembro
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Soy Lucía Psicóloga en Querétaro
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