En este espacio hemos señalado que, durante el presente sexenio, se han dado diversos desafíos en la conservación de la división de poderes, el mantenimiento de nuestras instituciones y, particularmente, en la aplicación y salvaguarda de la Constitución.
La Constitución es el pacto político donde los mexicanos decidimos como convivir, como se nos debe gobernar y donde se consagran nuestros derechos. Por eso también se le conoce como “norma suprema”, porque ni una ley, ni un acto público, puede estar por encima de ella.
Uno de los desafíos más agresivos contra la Constitución, ha sido esa triquiñuela del presidente López Obrador, que, cuando no le alcanzan los votos para reformarla, presenta leyes secundarias abiertamente inconstitucionales, buscando que la Suprema Corte de Justicia las validara, mediante presiones, amenazas y cooptando algunos ministros o ministras.
Y entre estas triquiñuelas, las más obvia, fueron las reformas legales que volvían, no sólo de hecho, sino de derecho, un ente militar a la Guardia Nacional (GN), lo cual implicaba una franca militarización del país.
La Constitución señala que la GN debe tener una naturaleza y un mando civil, por eso, depende de la Secretaría de Seguridad Pública, y no como pretende el gobierno, de la Secretaría de la Defensa Nacional.
La GN es un cuerpo policiaco, que no es compatible con la formación militar, su naturaleza es preventiva, de contención, de paz, la del Ejército es de contundencia, de respuesta armada; son pues, instituciones diferentes, con fines distintos, y la primera debe ser civil y mantenerse así.
Ello no significa un retiro inmediato de las calles por parte del Ejército, lo aprobado por el Congreso, dio plazos para una salida paulatina, con apoyo militar, pero buscando permanentemente que cada una de estas instituciones, se enfocaran a sus propias facultades.
Afortunadamente, la Suprema Corte dio muestra de autonomía, de institucionalismo y de altura de miras, resolviendo las acciones de inconstitucionalidad presentadas por la oposición, determinando la invalidez de la reforma morenista.
Por 8 votos contra 3 de Arturo Zaldívar, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, se aprobó la invalidez de pasar la GN, de una Secretaría civil, a una militar.
Nos debemos solidarizar con los ministros, pues con esta valiente sentencia, están siendo víctimas de amenazas, insultos y descalificaciones por parte del Presidente y su gobierno, mostrando su carácter antidemocrático e intolerante.
Con esta resolución, triunfa la Constitución, gana México y nos da esperanzas ante esos embates autoritarios que nos está tocando vivir.