Fernando Islas
El duro golpe que la Suprema Corte de Justicia le propinó a la democracia en México, es un acto que nos obliga a reflexionar sobre la necesaria reforma a este poder, es increíble que en la actualidad sigan ostentando un poder prácticamente absoluto sobre las decisiones que son trascendentales para el país y su futuro inmediato. Es increíble que justo el Poder Judicial haya ordenado liberar las cuentas de la esposa de Genaro García Luna, el mismo día que el responsable de la seguridad nacional en el sexenio de Calderón era juzgado por delitos relacionados con narcotráfico en una corte de Estados Unidos, como dice el presidente, ya ni las formas se preocupan por cuidar.
Es evidente que esta reforma al poder judicial no es cosa inmediata, ni sencilla y por el momento poco probable, sin embargo, vale la pena analizar cual puede ser un camino viable y que brinde las garantías necesarias para realizar una “limpia” a este poder que parece defender las causas de aquellos que han encontrado en el daño a la nación una forma de enriquecerse de forma desmedida. Para muestra basta revisar el caso de Lorenzo Córdova y como desde el Instituto Electoral, no solo ha vivido como “virrey” a costa del erario público, sino que ha consumado fraudes electorales en beneficio del grupo de poder que hasta antes de 2018 se sentía amo y dueño de México.
Hoy tanto el poder ejecutivo y legislativo, gozan de legitimidad gracias a que la voluntad popular ha sido quien define quienes lo integran, el judicial no se puede quedar fuera de esta transformación política del país.