Roberto Mendoza
El presidente habla casi a diario sobre el racismo y el clasismo que priva en la sociedad mexicana y tiene razón, sí existe y es muy potente, sin embargo, la forma en la que trata este fenómeno de la idiosincrasia mexicana no ayuda a disminuirlo sino a acrecentarlo.
Comentaré el caso de las personas que estudian una licenciatura o algo más evolucionado del pensamiento, incluso en el extranjero. El sistema de castas mexicano siempre ha existido, Aunque hoy parece desdibujado, continua, si no fuera así, no habría dolido tanto en la sociedad que cierto restaurante no quisiera sentar a personas por su color de piel o apariencia cerca de las ventanas, la casta es de entrada un pensamiento racista que prevalece.
Hace unos pocos años, a finales de los años 40 y en los subsecuentes, estudiar una carrera universitaria era sinónimo de progreso y triunfo, pero también apartaba a los jóvenes o quizá, les daba oportunidad de creer, que a través del impulso de su estudio, ya sea en la UNAM o en el recién creado IPN y su profesionalización, pudieran acceder a una esfera o casta social diferente al llegar a ese éxito, algunos renegaban incluso de su humilde origen, pues la supuesta sabiduría de su nivel universitario y éxito económico los transforma en otro tipo de mexicanos.
El estado de bienestar trajo consigo una necesidad de una mayor profesionalización de todos los miembros de la sociedad, por tanto las oportunidades de estudiar se acrecentaron, fue por una necesidad técnica de la sociedad, no tuvo razones racistas o clasistas sino trato de crear una sociedad donde el nivel educativo fuera el nivelador, donde todos fuéramos iguales a través del conocimiento; si habría algunos que no pudieran estudiar se consideraba una falla en el sistema , por eso durante muchos años los gobiernos priistas se esforzaban por eliminar el grado de analfabetismo.
Nuestro país, por múltiples razones, aún tiene 5% de personas que no saben leer o escribir, este problema, existe y el actual gobierno no ha podido erradicarlo, incluso el sistema educativo que propone la actual administración pública, no busca evitar este problema sino crear una polarización desde la niñez, a la vez que trata de crear una doctrina y una conciencia retrógrada de un tiempo socialista totalmente anacrónico que no ayudará a las nuevas generaciones a comprender el amplio abanico de oportunidades que tendrá el desarrollo mundial en las próximas décadas.
En la libertad de pensamiento es la clave de la educación, hay países como los de medio oriente, Corea o Japón, donde se privilegia la competencia y el éxito, forzosamente suponen los lleva a garantizar la independencia económica y la felicidad, o la educación cubana que privilegia el conocimiento y tiene una tasa de analfabetismo del 99.72% pero que su población, paradójicamente es mayormente pobre.
En nuestro país, estudiar sigue integrado al nivel de castas y por lo tanto es un diferenciador, es una falla de nuestro sistema, los maestros y las autoridades se pelean por el dinero y no por el futuro. El presidente hace bien en señalarnos este mal comportamiento social, pero en lugar de buscar una solución, lo usa para dividir y adoctrinar, no es siendo más pobres y menos educados como los mexicanos vamos a avanzar, sino por el contrario, cuando todos podamos sin problemas económicos o administrativos, tener un grado académico como parte normal e integral de nuestra vida, seremos una sociedad mejor preparada, igualitaria y de pensamiento libre, que tanta falta nos hace y nos acercaría más a destruir definitivamente el sistema de absurdos linajes que nos ha torturado por siglos.