El Gallo 12/Con espolones de gallo
En un marco pletórico de energía y alegría por parte de la afición, el Corregidora lució sus mejores galas y se hizo una excelente entrada. A pesar de todas las inconveniencias que hubo, los queretanos le demostramos, al mundo, al país y principalmente a la actual Directiva, la gran plaza que es Querétaro.
Todo parecía abonar a que se iba tener un gran espectáculo dentro de la cancha, pero no contábamos con lo timorato del equipo, entendemos que tenemos un cuadro limitado en calidad; entendemos que no hay banca; entendemos que los dueños del club los tienen en el abandono; entendemos todo eso y más, lo que no entendemos el porqué no salen a “partirse el alma” en la cancha y menos ya con la motivación de su público. Se anota un gol apenas durante el minuto 2 y en vez de seguir atacando, no, “vámonos para atrás” a esperar y a defender el golecito, no lo podíamos creer, ¿qué pasa en la banca? ¿No hay sangre en las venas? ¿Por qué amarrar a un cuadro que su única fortaleza es esfuerzo colectivo? De milagro no perdimos y eso gracias que un penal que se “tardaron años” en marcar. Los cambios, hombre por hombre sin modificar un ápice el parado, que a la postre se hizo repetitivo y que el rival descifró fácilmente. ¿En serió seguiremos así?
Felicitamos ampliamente a los esfuerzos que se hicieron desde “La Casa Corregidora” dándose a la tarea de invitar a algunos de los jugadores más emblemáticos, en diferentes épocas. Lo que censuramos fue la descoordinación con el Club para mejorar el evento. ¿Por qué desde la directiva no se tomó la iniciativa de hablar con Charly, la marca que los viste, y entregarles unas playeras iguales a las que se iban a usar durante el partido? Se imaginan salir a la cancha con los colores del equipo y portando el escudo que defendieron y en los dorsales el número que usaron y su nombre. Hasta económicamente un gran error, se pudieron haber comercializado.
¿Es tan complicado comunicar? ¿Dónde están las relaciones públicas? ¿Dónde está la mercadotecnia? Bueno… ¿Dónde está un Presidente?