Javier Esquivel
En las últimas semanas se ha cuestionado con mayor intensidad el por qué las y los aspirantes a la Presidencia de la República de la oposición no despiertan emociones en la gente.
El tema cobra mayor importancia ante la nueva ola de destapes de empresarios y políticos de viejo cuño, además del fortalecimiento de la narrativa de imbatibilidad de la Cuarta Transformación que subrayan la mayoría de las encuestas.
A pesar de que las mediciones y análisis de la opinión pública ofrecen datos no exhaustivos para hacer un análisis de todas las variantes y factores, sí proporcionan elementos suficientes para aproximar que son tres los elementos principales que hacen que las y los autodestapados sean poco atractivos para los electores:
1.- La notable incapacidad para generar atracción mediática
Es evidente que la cobertura informativa está en el terreno de la actividad de los aspirantes que realmente tienen posibilidades de ser candidatos. Los medios de comunicación difícilmente dedicarán esfuerzos a quien no las tengan.
Ante ésta lógica, Morena anticipada e implícitamente dejó muy claro quiénes son los personajes y el método por el cual competirán por la nominación, colocando así, la atención mediática en ellos.
Por su parte, los medios de comunicación tienen alto grado de certeza que en el seguimiento periodístico que otorgan diariamente estará el seguro candidato o candidata con altas probabilidades de ganar la Presidencia.
Esta doble circunstancia tiene como resultado el aumento significativo en el flujo informativo por dos vías: Cobertura sobre el desempeño gubernamental de las tres personas punteras de Morena y el seguimiento de sus actividades proselitistas de fin de semana.
Esta prolífica cantidad de información genera un mayor alcance mediático que deriva también en mayor nivel de conocimiento entre la población.
De acuerdo con algunos análisis de reputación mediática, las y los aspirantes del oficialismo triplican en número de impactos positivos a cualquier aspirante de la oposición, quienes no solo no tienen cobertura suficiente, sino la poca que logran no siempre es positiva.
2.- Debilidad en el discurso
Hasta el momento los personajes opositores interesados por la Presidencia no tienen un relato contundente con propuestas y soluciones reales a las necesidades más urgentes de la población, ni tampoco una narrativa en la que tengan cabida las más sentidas demandas sociales.
La oposición abandera tantas causas sociales y genera tantos ejes de discurso conforme a la coyuntura económica y social se los dicta o como reacción sistemática a la agenda política presidencial obliga. Ninguna emociona, conecta, comunica o convence.
No hay una ruta retórica unificada que sea reflejo de una estrategia como coalición o resultado de la cohesión y coordinación de mensajes para ser expresado a través de un sistema de voceros.
La magnificación de castigos, encarcelamientos focalizados y masivos de servidores públicos, es la constante de los mensajes de las y los aspirantes; Expresiones que muchas veces no representan la postura oficial o son avaladas por sus partidos.
3.- Imagen negativa y alto nivel de rechazo de sus partidos políticos
Resulta difícil emocionar al elector cuando las y los aspirantes de la coalición “Va por México” tienen mayor opinión negativa que cualquiera de los oficialistas aunado con la mala imagen de sus partidos y dirigentes.
El PRI a nivel nacional tiene el peor porcentaje de imagen positiva y el más alto nivel de rechazo de su historia reciente.
El PRD inicia el segundo trimestre con bajos niveles de intención de voto, con candidatos mal calificados y con una percepción nacional de ser el partido menospreciado.
El PAN no ha tenido la capacidad de hacer control de daños derivados de actos del pasado. El juicio del exsecretario de seguridad pública, la imagen del expresidente en el ánimo de la gente, los procesos judiciales de su excandidato presidencial lo colocan en una posición en declive y defensa más que de propuesta.
Si la estrategia opositora es apostar por el desgaste del gobierno, amplificar la molestia social hacia la Cuarta Transformación o ganar tiempo para que suceda un error o la división interna en Morena, pero sin posicionar aspirantes sólidos de origen ciudadano y mejorar en los tres elementos analizados, seguirán en la antesala esperando no solo el banderazo de arranque para 2024 sino por lo menos otro sexenio.
@Javoesquivel