Javier Esquivel
El marco legal mexicano exige a las autoridades de los tres órdenes de gobierno la rendición de cuentas y la trasparencia de la gestión gubernamental ante la sociedad, sin embargo, este mecanismo ha sido utilizado para amplificar la promoción personalizada y para anunciar intenciones electorales.
Si bien es cierto que rendir cuentas a través de un informe de labores implica la difusión de acciones legislativas y logros del gobierno, a través del uso de técnicas de mercadotecnia política para persuadir a la sociedad, hoy en día se ha abusado de este recurso.
Hoy para estos propósitos se realizan eventos de alto costo presupuestario -evidentemente con cargo al erario- en inmuebles simbólicos, enfundados, revestidos de pancartas y lonas con la fotografía del anfitrión del acto.
Se construyen escenarios rodeados de pantallas de alta resolución, equipados con sonidos estereofónicos que magnifiquen la voz y el discurso del convocante, a pesar de que todos saben que el contenido de sus palabras desbordará excesivo optimismo respecto su buen desempeño.
Los asistentes reciben previa y pomposamente invitaciones en finas papelerías con un membrete de “Informes de resultados” dando por sentado que las necesidades, preocupaciones, problemáticas sociales se resolvieron o están encaminadas a ello.
Son eventos de legisladores o de gobernadores diseñados para la clase política, para los presidentes de partido, para los líderes parlamentarios y empresarios; eventos de políticos para políticos, pero no destinados a conectar, comunicar y convencer a electores, a los votantes, a los vecinos, a los ciudadanos de que sus decisiones y actuaciones fueron las correctas y necesarias.
La población, los no identificados con ideología partidista a pesar de ser habitantes de las demarcaciones, difícilmente son invitados, pero si son excluidos en caso de no acreditar su acceso a la ceremonia.
Los discursos ostentosamente están llenos de pasajes comunes, pronunciamientos heroicos y emotivos contra los opositores ideológicos, diseñados para el vitoreo, ya que en ningún momento habrá espacio para la réplica, la puntualización o el contraste de los datos presentados.
Toda la retórica lejana a los intereses y experiencias cotidianas de los ciudadanos. Pareciera que se ha olvidado que las evaluaciones de despeño tienen que ver más con la calidad de acciones para resolver problemas de la vida cotidiana y no con estrategias publicitarias.
Sin embargo, antes, durante y después del evento, será solo una voz y un solo rostro el que domine los espacios públicos y mediáticos en esos más de 10 días que permite la ley.
Ahora ronda equivocadamente una especie de indicador de efectividad de estos actos donde quién convoca más figuras políticas nacionales o estatales, más aplausos o más impactos en la prensa genere es quien más éxito obtiene en sus informes de labores.
Ante este panorama, no solo se ha desplazado la obligación de informar a la sociedad de las razones por las cuales se toman las decisiones más álgidas que se adoptan desde el Congreso o desde un gobierno, eso permanecerá, sino oculto, si reservado para otros públicos.
Lo apremiante para los que presentan un informe de labores también es utilizar la amplia visibilidad del evento para anunciar nuevas intenciones electorales, para decirse listas o listos para un nuevo cargo mayor ante la presencia de los medios y de los tomadores de decisiones partidistas.
Eventos para el destape o para el lucimiento personal, para el intercambio de mensajes políticos, no para transparentar.
Atrás quedo la estrategia del informe para aumentar conocimiento, aceptación, para reforzar la confianza mediante el discurso genuino que avizore retos y desafíos y oferte las soluciones para hacerles frente.
Hoy ante una notoria falta de estrategia se piensa que la mercadotecnia política es la panacea para los informes de labores o para construir prolíficas carreras de gobierno y electorales.
Apunte del consultor
Quien se llevó los aplausos y acaparó las miradas positivamente fue Paloma Arce Islas con la organización de dos magnas conferencias conmemorativas del Día Internacional de la Mujer en la Facultad de Derecho de la Universidad de Querétaro.
Como presidenta de una de las asociaciones civiles convocantes tuvo dos invitados de lujo que pusieron el acento político y social en cada palabra expresada en sus intervenciones.
Arce Islas envía un mensaje claro y contúndete sin articular frase alguna. Hay acciones que hablan más fuerte que las palabras.
@Javoesquivel