La declaración de culpabilidad de Genaro García Luna de cargos relacionados a narcotráfico es un hecho histórico que debe invitar a la reflexión.
El análisis de los perfiles de quienes tienen un cargo público, como el que ostentó García Luna al frente de la Secretaría de Seguridad Pública en el mandato de Felipe Calderón, debe ser más minucioso para que la vida institucional no se corrompa al grado de que las decisiones desde las entidades públicas afecten a millones de personas. Este fallo en Estados Unidos debe ser un llamado para nuestras instituciones a fortalecer el Estado de derecho y el acceso a la justicia para miles de víctimas.
Más allá de ideologías, es deber de quienes ostentan cargos públicos, ejercerlos con honradez y compromiso por la sociedad, sin buscar el lucro y el enriquecimiento personal. Parece utopía, pero debe ser una consigna para todos los políticos.
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