Estrella Rojas
En un afán revanchista, y no tanto por mejorar la educación, el presidente López Obrador dio marcha atrás a la reforma educativa del sexenio anterior, impulsando una propuesta denominada “nueva escuela mexicana”, tan radical y poco planeada que, desde su inicio, estuvo condenada al fracaso.
El entonces secretario de Educación, Esteban Moctezuma, presentó este modelo diciendo que no enseñaría las asignaturas tradicionales, sino que consideraría el aprendizaje como una cultura e inclusión y habría una mejor infraestructura escolar.
Nada de ello ocurrió, el nuevo modelo no se ha implementado y, en la práctica, coexiste con el modelo anterior, sin forma ni lógica. Las escuelas tampoco recibieron mantenimiento diferente al que se hacía en las décadas anteriores y los objetivos pedagógicos se desdibujaron en niveles preocupantes.
A ello, se debe agregar el perverso objetivo de ideologizar la educación. El Marco Curricular 2022, dejó de lado la educación centrada en el “alumno”, para dar paso a una educación más preocupada en inculcar preceptos dogmáticos afines al actual gobierno, que refleja ese desprecio del presidente por los grados académicos, por la clase media, que quiere olvidar todo lo que a su mirada es neoliberal; que busca imponer la ideología de género y la noción de lo comunitario por encima de lo individual.
La Unión Nacional de Padres de Familia acusó irregularidades en las asambleas que la SEP hizo para el rediseño de los libros de texto gratuitos, los cuales tienen contenidos ideológicos y, en muchos casos, erróneos, o al menos, imprecisos.
Y si todo esto no fuera suficiente, la Unicef alertó de los graves retrocesos educativos acumulados tras la pandemia del Covid-19, con horas de clase perdidas y millones de niños que tardaron en volver a las aulas, lo cual contribuyó a una mayor perdida en materia de aprendizaje.
Un estudio de México Evalúa estimó que medio millón de alumnos dejaron la escuela tras la pandemia. México fue el segundo país con mayor abandono escolar entre los 6 y 17 años, según cálculos del Banco Interamericano de Desarrollo. El 16% de quienes dejen la escuela lo hacen por motivos económicos, mientras que 9% por razones académicas.
Esta crisis educativa, mostró una problemática permanente de nuestro país: La educación es una política sexenal y no una política de Estado y la mayoría de los fallidos intentos de reforma, no se han enfocado en los modelos de enseñanza, sino que han terminado enfocándose en factores políticos.
Tenemos problemas que requieren soluciones inmediatas, como combatir la deserción escolar, agravada tras la pandemia, redefinir el modelo que se va a aplicar, volver al docente como prioridad, tanto en su capacitación, como en su evaluación y tener como centro de todo al alumnado.