Parte I: Densificación, Suburbanización y Dispersión Urbana
La ciudad es un ente dinámico, se encuentra en constante transformación y su comportamiento no siempre responde a lo que en teoría significa. En este sentido, la ciudad carece de super-yo y su conducta resulta, en numerosas ocasiones, imposible de adivinar. A pesar de ello, este dejo de impredecibilidad es lo que le confiere a la ciudad su riqueza y la torna en un objeto fascinante con vida propia.
A lo largo de la historia, los asentamientos humanos se han venido transformando de manera gradual. Una de estas transformaciones se debió a la densificación de las ciudades originada por la demanda creciente de mano de obra a raíz de la revolución industrial, es decir, la migración masiva de la población rural a la urbana con el objeto de trabajar en las fábricas, lo que constituyó un parteaguas en la forma en que los asentamientos humanos habían evolucionado, pues modificó profundamente las estructuras socioeconómicas imperantes y con ello la morfología de la ciudad.
Sin embargo, así como en un momento determinado de la historia se densificaron las ciudades gracias a la migración de mano de obra predominantemente campesina, en otro momento sufrieron como respuesta el efecto contrario. A partir de los años 40´s concretamente, gracias al fordismo , la ciudades modificaron radicalmente su configuración, sobre todo en términos de su extensión y sus efectos tienen relación con los procesos de cambio de las ciudades actuales.
La suburbanización, fue el proceso que surgió como respuesta a la densificación de la ciudad y que el fordismo facilitó. Éste proceso de expansión de la ciudad hacia la periferia constituye un fenómeno de dispersión urbana que en términos de gestión de ciudad resulta profundamente negativo: encarece los servicios, genera un crecimiento desmedido de la red vial y el transporte privado, demanda mayor consumo de suelo y, debido a todo ello, se genera un impacto sobre el medio ambiente que sobrepasa por mucho aquél que pudiera tener una ciudad más compacta. Otro aspecto de la dispersión urbana que tiene consecuencias funestas en términos de seguridad es la pérdida de cohesión social, ya que la posibilidad de interactuar y establecer contacto entre los diversos grupos sociales se limita, cuando no se anula por completo.