Roberto Mendoza
Nosotros, la mayoría de los mexicanos, estamos cada día más pobres. No vivo en una zona de alta plusvalía y cada día es más común que toquen a la puerta de mi casa personas que necesitan ayuda, que ofrecen un servicio, que piden comida, ropa o dinero para sus más urgentes necesidades, que venden cosas de manera circunstancial para poder salir de su problemática, atole, pan de algún tipo, dulces, paletas, golosinas, hasta matamoscas; en mi vida nunca había visto esto, si conocía a quienes que piden dinero en lugares de alta concentración de personas, pero que vayan casa por casa pidiendo o tratando de vender, es un fenómeno nuevo.
El gobierno se esfuerza, por medio de sus redes sociales, seguidores, influencers y personas afines a decir que tenemos una muy buena y sana economía, la verdad es que estamos cada día peor, hay pocos puestos de trabajo y los que existen son mal pagado, este gobierno no ha podido restablecer completamente la ocupación laboral de las personas que perdieron su espacio durante la pandemia y además no ha podido crear las nuevas oportunidades que demandan las nuevas generaciones, en empleo este gobierno dejará una enorme deuda.
Aunque el salario mínimo es alto, no alcanza para comprar una canasta básica, el propio gobierno ha necesitado de un pacto con varias grandes empresas para poner al alcance de la mano los productos más básicos, pero no ha logrado convencer a los pequeños empresarios de mercados y sobre ruedas de bajar el precio de sus productos, ahí se nota la falta de negociación y el desprecio que tiene este gobierno hacia las personas que día a día se esfuerzan por llevar un ingreso a sus familias.
Si el dólar está tan barato ¿por qué nosotros no somos los principales beneficiarios? Por muchos años aprendimos que una devaluación afecta a nuestros bolsillos, sobre todo porque muchas mercancías que consumimos vienen del extranjero, porque a través de esas devaluaciones muchos empresarios ponían ese pretexto para poder subir sus mercancías, ya sea porque alguna parte de su cadena se veía lastimada o porque algún costo subía y como a nadie le gusta perder, los precios siempre suben. Pasa lo contrario con un dólar barato, las mercancías rápidamente se adaptan a los precios del mercado, porque las ganancias casi nunca van a la baja, de esta forma un dólar barato ni nos beneficia ni nos perjudica, pero un dólar caro siempre nos va a perjudicar.
Ahora ¿cómo están los precios en la realidad cotidiana? Caros, los productos más cercanos, los que necesitamos todos los días se vuelven más inaccesibles, como la tortilla, en este sexenio ha aumentado 40 por ciento, el limón ha llegado a tener un aumento de 617% , el aguacate 67%, el huevo 53% , el pollo cuyo precio cambia de mercado en mercado un 35%, la carne de res es ya un artículo de lujo, el bistec que es el corte más usado por los mexicanos cuesta 200 pesos el kilo, el salario mínimo vigente es de 172 pesos al día, para poder comer un kilo de esta pieza de carne, se tiene que trabajar dos días.
En materia económica ¿Cómo se siente usted? ¿Cree qué tiene un empleo seguro? ¿Que estará en ese puesto que ocupa durante todo el año? ¿Este año desde cuando tendrá que ahorrar para los regalos de diciembre? ¿Aún le queda dinero de su aguinaldo? ¿Esta preocupado por una posible recesión, desaceleración o crisis económica mundial? ¿Cuánto está ahorrando para su vejez? No son preguntas fáciles y este gobierno reiteradamente ha dicho, que no nos va a ayudar en nada, estamos solos.