Hugo Lora
Eran las 9:15 de la mañana en la estación Portero de la línea tres del metro de la Ciudad de México avanzando hacia la Raza. A la mitad del camino, por fallas en el sistema de pilotaje, el conductor del metro no se da cuenta que dentro del túnel que transitaba estaba otro tren parado y no logra detenerse a tiempo. La colisión resultó en la pérdida de una vida y 59 lesionados.
Lo sucedido en esta línea es un suceso verdaderamente trágico que según las pruebas pudo haber sido prevenido. Desde diciembre de 2018, fecha en la que inició el actual gobierno capitalino, se han registrado 7 incidentes que han resultado en la pérdida de vidas y centenares de heridos. La frecuencia en la que estos accidentes ocurren son una particularidad de los últimos 4 años, jamás se habían visto tantos incidentes en uno de los medios de transporte más importantes de la capital de nuestro país.
La recurrencia de estos incidentes se puede atribuir a la falta de un presupuesto suficiente para el mantenimiento de las unidades y al ejercicio del mismo. Aunque en términos absolutos de 2018 a 2023 se ha dado un incremento de casi un 10 por ciento (de 17,548 mdp a 19,300 mdp) durante 2019, 2020 y 2021 el presupuesto cayó 13 por ciento, en promedio. Además, a septiembre de 2021 no se había ejercido más del 15 por ciento del presupuesto destinado a este medio de transporte. Así que no solo no se da suficiente dinero, sino que no se usa.
La relevancia del metro es tanta que transporta a más ciudadanos diariamente que la población individual que tienen el 75 por ciento los estados del país. Desgraciadamente no se le está dando la seriedad que el mismo implica. Esperamos que las responsabilidades correspondientes sean fincadas a los servidores públicos que por sus actos o la omisión de estos hayan resultado en esta tragedia.