Lucía Foyo
Hola son Lucia Foyo y soy Psicóloga, te quiero compartir un tema que se está haciendo frecuente en mi consulta psicológica, y es las consecuencias de ser padres hipercríticos y exigentes con sus hijos.
La vida de los pequeños se hace cada vez más compleja. Lamentablemente, en la actualidad no basta con ser un niño, los padres anhelan un “Súperniño”, alguien fuera de serie, aventajado, sobresaliente, sencillamente perfecto. Un infante que domine la academia, los deportes, y las artes con perfección. Lo más alarmante es que no se trata de progenitores abnegados que desean lo mejor para sus hijos, se trata de Padres Hipercríticos y Exigentes que imponen estándares inalcanzables y prácticamente sacrifican la infancia de sus hijos.
Dichos representantes no se conforman con nada. Están tan empecinados en que sus niños sean perfectos e intachables que se adueñan de sus vidas y de sus sueños. Se caracterizan por exigir de forma desmedida, y descalificar a los pequeños. Tienden a criticar excesivamente, desmereciendo lo positivo, y maximizando lo negativo. Hasta ahora, se ha comprobado que los Padres Hipercríticos y Exigentes generan efectos negativos en sus hijos, tales como: Baja Autoestima, Estrés, Falta de Autonomía, Inseguridad Emocional, Ansiedad, Depresión, Déficit en las Competencias Sociales, entre otros.
Características de los Padres Hipercríticos y Exigentes
Estilo parental rígido. Estos padres suelen ser dominantes, severos, y rígidos con las normas y la disciplina. A diario, hacen uso de regímenes inflexibles de castigo y dan órdenes explícitas a fin de imponer su voluntad y mantener el control sobre sus hijos. Cuando sus descendientes cometen equivocaciones se muestran intolerantes y hostiles, ignorando las necesidades afectivas de los mismos.
Exceso de Presión. Los padres hipercríticos y exigentes pretenden que, desde muy temprana edad sus hijos adquieran innumerables destrezas y habilidades con el propósito de que sean sobresalientes, competitivos.
Dichos adultos secuestran la infancia de sus hijos, acelerando los procesos y los aprendizajes significativos propios de su edad.
Hipervigilantes. Los padres hipercríticos y exigentes no conocen límites, creen que siendo vigilantes extremos podrán evitar que los menores se comporten de forma inadecuada, tomen malas decisiones, o, que cometan equivocaciones. Estos se caracterizan por seguir constantemente los pasos de sus hijos, intervenir en sus decisiones, e involucrarse de manera obsesiva.
En definitiva, son invasivos y controladores; Evidentemente la vigilancia parental es un componente indispensable en la sana crianza de un niño, la complicación surge cuando los adultos se exceden, e intentan ejercer un control malsano sobre la vida del pequeño.
Altas Expectativas. Los progenitores exigentes tienen estándares de rendimiento muy altos para sus hijos. Con frecuencia demandan resultados notorios en el desempeño escolar (lectura, escritura, cálculo, memorización), las habilidades artísticas (educación estética, desarrollo sensible), y, las prácticas deportivas. Obviamente los padres deben motivar a sus niños a que den lo mejor de sí en todos sus quehaceres, el problema se presenta cuando las expectativas de los adultos son extremadamente elevadas y sobrepasan las capacidades y los recursos de afrontamiento de los más pequeños.
Con este articulo pretendo que si te identificas con alguna de estas características, hagas un alto y te preguntes si vale la pena generar tanto estrés en tus hijos y lo único que vas a generar es que sean adultos ansiosos e insatisfechos porque siempre piensan que nunca obtienen tu aprobación.
Psic. Lucia Foyo Niembro
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