Alejandro Gutiérrez Balboa
El espionaje es tan viejo como la existencia misma del ser humano. De él se dice ser el segundo oficio más antiguo del mundo y es tal su eficacia que los gobiernos no escatiman esfuerzos por integrar no sólo un cuerpo de espías altamente calificados, sino de secciones enteras del propio gobierno para planear, capacitar, dirigir, explotar y optimizar las labores propias del espionaje.
Pobre del país que no está preparado para ello y, peor, pobre del país que no implementa escudos protectores para defenderse de las acciones de inteligencia, de la que el espionaje es tan sólo una parte, que llevan a cabo países amigos, enemigos y neutrales. Estará a merced de ellos y será vulnerable en su actuar por no protegerse de las acciones de la inteligencia exterior.
En días recientes, un ex oficial de los marines norteamericanos fue detenido acusado de recibir más de 100 mil dólares para entrenar pilotos chinos, evaluar su capacitación, probar equipo relacionado con aviación naval, así como instruir pilotos chinos en técnicas y procedimientos para despegar y aterrizar aeronaves desde y en portaviones. El ex marine no es el único que ha sido acusado, pero hay poca información de sus asociados.
Toda una acción de la inteligencia china para captar, reclutar y explotar los conocimientos de pilotos experimentados norteamericanos, ponerlos a entrenar pilotos propios con una cobertura técnica para proteger toda la trama, operando en un tercer país muy lejano de Estados Unidos y de China y capturando técnicas, tácticas, tecnología y conocimiento de una potencia enemiga en beneficio propio prácticamente sin costo.
El ex piloto ya se había retirado del cuerpo de los marines, había emigrado a Australia y había asumido la ciudadanía de este país. Con todo, alguna huella dejó en el camino por la que fue descubierto y ahora enfrenta la justicia de su país de origen.
La inteligencia china ha estado muy activa en Estados Unidos. De hecho, tanto sus aviones de combate más modernos, como los buques de guerra que ha estado construyendo, incluidos sus portaviones y submarinos, tienen la base de la tecnología que han robado de este su principal enemigo. Lo mismo ocurre con las tecnologías de telecomunicaciones en las que rivalizan las 2 potencias, y de una diversidad de aspectos aún desconocidos. Todo gracias al espionaje.