La agenda del 2023 está llena de retos y oportunidades en materia de comunicación política en nuestro país. Desafíos que corresponden a las inercias de una profunda confrontación política y por el control, la ampliación, el reforzamiento y la continuidad de una forma de gobierno.
No será nada fácil la comunicación para las instituciones como la Suprema Corte de Justicia de la Nación o para el Instituto Nacional Electoral, quienes buscarán justificar sin aspavientos las renovaciones de sus presidencias.
En el caso de esta última institución, la selección de los nuevos cuatro consejeros electorales ya inició con un complicado procedimiento, con serias y profundas disputas que podrían terminar en la Corte con la insaculación mediante tómbola.
En lo que corresponde a la Corte, este poder termina con un ciclo de comunicación ávida al ‘TikTok’ y redes sociales e inicia el año con una débil y tibia defensa a los flujos informativos adversos para uno de sus integrantes que aspira a tutelarlos.
Por su parte, el Congreso y sus integrantes tendrán la fuerte responsabilidad de construir su propio legado. Podrán escoger ser legisladoras y legisladores comprometidos con la defensa, control y vigilancia de las instituciones de un sistema democrático, sin olvidar su tarea de representación social o transitar a una legislatura de alta eficiencia y efectividad, pero a los intereses superiores presidenciales.
Si bien es cierto que ninguna Legislatura es igual a otra y que todas responden a momentos de la historia diferentes, también se pueden aprender de los errores y aciertos por los que se transitaron en momentos de mayorías arrolladoras y de minorías altamente competitivas. Hoy, la comunicación parlamentaria sigue sin responder a las mayorías o al momento del país.
La reelección legislativa sin transparencia y la decisión unilateral de sus dirigentes pueden ser el golpe decisivo que termine por ahogar su ya lastimada imagen. Sin embargo, el 2023 será decisivo para construir o reforzar posicionamientos personales de individuos responsables ante su propio partido y ante sus electores.
En materia de elecciones, la disputa por el Estado de México y Coahuila dará claridad de qué tan efectiva puede ser una estrategia electoral en coalición para estados clave en la antesala de comicios presidenciales o si aún están vigentes las concertaciones que tanto se han criticado.
Los próximos meses de este año que comienza serán determinantes para las pretensiones presidenciales de los aspirantes del oficialismo. Al interior de este grupo piden piso parejo, condiciones de igualdad e incluso hay voces que piden renuncias a sus cargos a medio año para participar abiertamente en la contienda.
A pesar de ello, veremos la ampliación sin límite de la difusión de las actividades dentro y fuera del marco legal de los aspirantes ante una nueva ley que ha dado un nuevo concepto a la propaganda personalizada de los servidores públicos.
En este escenario, la oposición tendrá escasos meses para perfilar a sus candidatos, poco conocidos y carentes de la preferencia electoral de sus aspirantes. Quizá su mejor apuesta sea la fractura y división de Morena.
Inicia un quinto año de gobierno con alta aprobación y popularidad presidencial, pero con instituciones que no han podido dar respuesta a las necesidades de la población del país ni contrarrestar los indicadores estratégicos del país. El modelo de comunicación de bajo perfil, les ha restado mucho esa capacidad de respuesta.
Apunte del consultor
Independientemente de qué lado del tablero estratégico de las decisiones políticas se encuentre, la estrategia de comunicación que usted siga será la clave. Feliz Año Nuevo 2023.