Sergio Arellano/Asesor en Derechos Humanos
@siarellano5
Como lo comenté en mi colaboración anterior, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, renovará su presidencia y para ello, tendrán que elegir el mejor perfil que cuente con dos aptitudes principales: liderazgo y credibilidad.
Una persona líder que sepa conducir el poder judicial de la federación con suma independencia y autonomía; capaz de proponer los cambios estructurales que se requieran para impartir justicia en nuestro país.
Así mismo, parte de esta característica consiste en lograr que los postulados individuales de las y los Ministros, se tornen de forma colectiva a través del diálogo, debate y posterior consenso. Por otro lado, resalto la credibilidad ya que, la mayoría de las y los mexicanos, no confía en el sistema judicial; mismo que suelen asociar con impunidad, corrupción y favoritismos. Por tales razones, quien sea electo/a para presidir el máximo tribunal de la nación, tiene que reflejar una confianza irrestricta hacia los justiciables.
Los hechos lamentables que han circulado en redes sociales sobre la formación académica de la Ministra, Yasmín Esquivel, en donde se le atribuye un supuesto plagio en su tesis de licenciatura, tiene que confirmarse o en su caso denegarse por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Mientras tanto, estimada o estimado lector, desde mi particular punto de vista, la jurista debería de abdicar en esta elección como un deber ético y profesional con el gremio hasta que la autoridad universitaria lleve a cabo el procedimiento correspondiente.
Para concluir, considero que la primera mujer en ocupar el cargo de Ministra Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tiene que ser un evento histórico e intachable.