Marie Bedos
¿Tus redes sociales favoritas te atraparon y perdiste una hora navegando en tu feed? No por casualidad se llama feed –alimentar en inglés–; de eso se trata, ofrecer a quien la usa el contenido que más le gusta. Desde que se inventó el never ending scrolling, que genera un sinfín de contenidos en nuestro feed, las grandes empresas productoras de aplicaciones de redes sociales no dejan de desarrollar e innovar en algoritmos que buscan ampliar la retención temporal en sus aplicaciones.
Pero ¿qué ocurre en el cerebro que nos impide dejar de consumir esos contenidos aun cuando tenemos actividades pendientes o simplemente porque ya deberíamos dormir? Vayamos resolviendo esta pregunta. La visualización de una página de memes u observar que nuestra foto recibió muchos “me gusta”, activa nuestro sistema de recompensa; es decir, pone en marcha una red cerebral cuyo propósito es reforzar conductas necesarias para la supervivencia de las especies, como por ejemplo es la alimentación.
De tal manera que visualizar un video gracioso nos puede resultar tan recompensante como comerse una rebanada de nuestro pastel favorito, ya que ambas actividades promueven la secreción de dopamina en el llamado sistema de recompensa.
La dopamina está involucrada en una gran variedad de funciones como el movimiento, el humor y la atención; pero, algo muy importante que demostró Kent Berridge, en la década de los noventa es que, al contrario de lo que se pensaba, la dopamina no es el neurotransmisor del placer. En cambio, la dopamina está asociada a las conductas de búsqueda, ya sea de alimento, de interacción social o bien, como es el caso con las redes sociales, de entretenimiento. Cuando obtenemos lo que buscábamos, en realidad es la liberación de opioides endógenos en regiones específicas del cerebro que provoca una experiencia placentera.
Finalmente, cabe señalar que los niños y adolescentes son más sensibles a los estímulos de recompensa porque sus cerebros aún se encuentran en desarrollo, así que es necesario protegerlos del uso no controlado de redes sociales, ya que podría alterar su desarrollo social y emocional.