Estrella Rojas
La reforma constitucional, en materia electoral, presentada por el presidente López Obrador, que pretendía destruir al INE y darle un poder coyuntural que le permitiera tener control total en las elecciones de 2024, fue rechazada en la Cámara de Diputados.
Afortunadamente, la oposición dio carpetazo a dicha insensatez, no obstante, no bastó para que el partido oficialista cesara en su intento de hacer trampa mediante la actividad legislativa, de cara a las próximas elecciones federales.
Un par de iniciativas que reforman diversas leyes, llamadas por el propio presidente López como su Plan B, fueron ingresadas el mismo día de la votación constitucional, y bajo las peores prácticas del Congreso en los tiempos priístas, sin estudio, sin análisis ni deliberación, se aprobaron, con apenas algunas concesiones a sus partidos satélites, como el Verde o el PT, asegurando su voto y garantizándoles recursos y su registro.
Tanto las iniciativas como sus dictámenes se hicieron al vapor, con muchos errores de forma, pero, lo peor, con dardos envenenados contra la democracia.
Se trata de reformas más discretas, algunas probablemente inconstitucionales, que desarticulan o desaparecen instancias del Instituto y, que en suma, buscan debilitarlo, entorpecer su funcionamiento, para eventualmente tener más contundencia al descalificarlo y denostarlo.
Además contiene puntos controversiales que buscan beneficiar directamente al gobierno federal, por ejemplo, que los actos proselitistas del presidente o de sus secretarios de Estado no se consideren como propaganda o actos anticipados de campaña, dándoles total impunidad para beneficiar a Morena y sus candidatos.
También incluye que la propaganda no deberá contener “calumnias”, lo cual, en principio, suena razonable, sin embargo, ese delito a nivel federal, desapareció, porque su acreditación implica un alto contenido de subjetividad y difícil acreditación, así que una regulación tan pobre como la propuesta presentada, podría tener una peligrosa interpretación que se traduzca en censura y en un atentado contra la libertad de expresión.
Al momento que escribo, sabemos que en el Senado, al menos, se tendrá un mayor tiempo de estudio y la promesa del coordinador de los senadores de la fuerza mayoritaria de que habrá deliberación y adecuaciones a la pifia enviada por nuestra colegisladora.
Por el bien de México, esperemos que el Plan B, al igual el A, no vean la luz y sea un triunfo de nuestras instituciones en favor de la democracia y la libertad.