Enrique Álvarez
Como si se tratara de la película ‘Casablanca’, la afición africana y muchísima afición internacional le dijeron a la selección marroquí ´play it again’ y Marruecos lo volvió a hacer.
Fiel a su estilo, con un estilo ordenado, defensivo, pero lanzando latigazos ofensivos que paralizan como descarga eléctrica, los norafricanos volvieron a derrotar a su rival que llegaba como favorito.
Se dice que una vez es sorpresa, pero dos ya no. Y van dos veces que Marruecos triunfa contra pronóstico. Aunque yo diría que es la tercera, pues se calificó en primer lugar de su grupo cuando todos creían que serían Bélgica y Croacia.
Esta selección marroquí me hace recordar a la selección griega de la Euro 2004. Contra todo pronóstico, avanzó hasta levantar el título. ¿Puede repetirse la gesta de un equipo pequeño siendo campeón? Sería una historia magnífica.
El siguiente rival de Marruecos es el actual campeón del mundo. Los franceses andan enchufados y quieren ser el tercer equipo en la historia en obtener dos títulos en Copas del Mundo consecutivas. Tienen con qué, pero ya cualquier rival es un hueso duro de roer.
Y, mientras alrededor de Marruecos todo es romanticismo, en el entorno de Argentina hay un ambiente raro. La felicidad por estar en semifinales está acompañada de múltiples opiniones que hablan de un mal comportamiento ante el rival derrotado. Soy de los que piensa que su festejo y burlas no son adecuadas, pero, después de desvelarme leyendo tuits, pude coprobar que hay un gran numero de aficionados que aprueban la conducta argentina que, a todas luces (imposible negarlo), es solo una respuesta a las nefastas declaraciones y actitudes del técnico holandés.
Así que, empatado el marcador en opiniones, no hay nada que agregar de la conducta argentina. Son solo hechos para el anecdotario y lo que toca es ser testigos de si Messi podrá coronar su maravillosa carrera con el título mundial.