Alejandro Gutiérrez Balboa
Desde las protestas de Tiananmen en 1989, no se habían presentado manifestaciones considerables dentro del régimen totalitario de China. Ahora, con motivo de las draconianas restricciones impuestas para enfrentar la nueva ola de contagios por COVID-19, se han dado varias expresiones de inconformidad.
El dirigente chino ha advertido contra “fuerzas hostiles” que supuestamente intentan desencadenar una revolución de colores, en alusión a las protestas ocurridas en varios países de la ex órbita o influencia soviética, a la caída del Muro de Berlín y la disolución de la URSS.
Sin embargo, tales medidas no han logrado contener la difusión masiva de contagios en China. Desde que se “escapó” del laboratorio de Wuhan en diciembre de 2019, algo que los chinos siguen negando, a pesar de las cada vez más contundentes evidencias, el gobierno chino impuso férreas medidas de confinamiento, pero al final, con la aparición de nuevas cepas, estas medidas han fracasado en su objetivo.
Los contagios se han dado en fechas recientes en forma masiva y la muerte de 10 personas en un incendio de un edificio de una provincia china han sido señalados como consecuencia de los confinamientos y detonaron masivas protestas en varias ciudades de todo el país. Esto en forma simultánea al aumento incontrolable de contagios, que ha venido a poner en entredicho la arrogancia de la dirigencia china, la cual presumía hasta hace poco sus éxitos en el manejo y control de la pandemia y los contrastaba con los fallos terribles de las autoridades en Occidente, que causaron tantas muertes.
Al presente, son los ancianos, una gruesa parte de la población china, la que se verá más afectada por contagios y muertes, dado que es el segmento que menos refuerzos de vacunas recibió y, a pesar de que el gobierno maquilla permanentemente las cifras, una alta incidencia en mortandad de personas mayores no podrá ser ocultada.
La realidad alcanzó la dictadura china. Ellos crearon el virus, a ellos se les escapó y por ellos se difundió en todo el mundo. Ahora, ellos viven en carne propia masivos contagios y cada día crece el número de muertes, ante la incapacidad de sus autoridades que sólo presumieron y creyeron que tenían todo bajo control. Nada puede ocultar gobernantes mentirosos y demagogos. La realidad es terca.