Javier Esquivel
Llegó la temporada invernal y pareciera que con ello también se inicia la temporada para todos los gobiernos de limitar su función de comunicación de gobierno a la entrega de cobijas, la iluminación de explanadas con focos y adornos navideños.
En ese sentido, en breve seremos testigos de cómo funcionarios públicos provenientes de todos los partidos políticos inundarán también las redes sociales con videos para expresar los buenos deseos de fin del 2022 y de año nuevo.
Repartir juguetes y mediatizar su presencia en posadas de sus administraciones o de sus institutos políticos será la constante por la que busquen sumar puntos a su popularidad.
No obstante, la gran oportunidad para capitalizar el humor social y lograr un posicionamiento de liderazgo no estará centralizada en la difusión de mensajes bien intencionados o de imágenes haciendo entrega de viene materiales a los más necesitados, sino en una comunicación que permita dar certidumbre a las y los ciudadanos que con el trabajo coordinado de sus administraciones y con participación social se pueden enfrentar de mejor manera los retos de la temporada y del 2023.
Las acciones de comunicación de todo gobierno en época de fin de año siempre serán más creíbles y mejor aceptadas por el público, cuando desde la autoridad y se plantean los escenarios y retos del futuro, pero también se buscan y ofrecen soluciones y alternativas para hacerles frente.
Más allá de los mecanismos de rendición de cuentas y hacer válido el derecho de los ciudadanos a saber qué hace su gobierno, la comunicación gubernamental debería generar flujos informativos que atiendan a las necesidades de la temporada como el cuidado a la salud, la necesidad de seguridad y protección del migrante y de sus bienes materiales, la salvaguardia de las familias y de sus recursos económicos como bonos y aguinaldos, etc.
Reforzar la percepción de seguridad y prevención del delito en épocas invernales siempre será un bien mayor de la comunicación de gobierno cuando la mayoría de la población manifiesta, en encuestas y sondeos, que es en estas épocas cuando más delincuencia existe.
Diversos estudios de opinión demuestran que al mexicano promedio le preocupa de manera notable los retos de cada inicio de año como son su capacidad de generar ingresos para hacer frente a los aumentos en el costo de los bienes y servicios, y de la canasta básica derivados de la inflación.
Un ciudadano que se siente más protegido y acompañado por su gobierno y autoridades es más proclive a aceptar no solamente los trillados mensajes invernales de buenos deseos sino también aquellos que desde los primeros días del año buscan su colaboración.
Todos bien sabemos que arrancará el mes de enero del 2023 con el cobro de impuestos prediales, cobranza de agua, tenencias y diversos gravámenes por lo que el discurso gubernamental fraternal de diciembre y la imagen prefabricada de carisma navideña de las y los gobernantes bien podrían transformase en gestos de profunda apatía ciudadana sino va acompañada de soluciones.
Por lo que el éxito de la comunicación en época invernal también se medirá en razón de la capacidad que tengan los gobiernos de informar con qué mecanismos y cómo puede participar la gente con su gobierno para obtener mejores condiciones de vida para 2023.
Si bien es cierto que nunca está demás utilizar tácticas de marketing gubernamental para reforzar los lazos de cercanía con la gente y posicionar a la clase política como mujeres y hombres de familia que promueven la unión y la armonía, todas estas acciones deben ser, incluso, acompañadas de una estrategia integral que genere y propicie el buen humor social y participación de la gente.
Apunte del consultor
Si decidieran más por comunicar posadas, brindis, regalar cobijas y juguetes de bajo precio para ganar popularidad, no se olviden que también esas acciones van acompañadas de una metodología para la rendición de cuentas y transparencia del gasto público.
@javoesquivel