Fernando Islas
La pregunta con qué titulo mi colaboración de esta semana, es una interrogante que me he realizado desde dio inicio la actual administración federal, inclusive en la etapa de entrega recepción los hoy opositores parecían estar mareados en una cristalería, sin rumbo, con una derrota moral que se ha prolongado hasta las fechas presentes y sobre todo, carentes de un proyecto de nación que ofertarle a la ciudadanía para contar nuevamente con su apoyo en las urnas.
Esta desorientación que han demostrado tener en los últimos 4 años ha hecho que Morena avance en las preferencias del ciudadano y ciudadana, a través de una propuesta distinta que busca emular en cada una las entidades el modelo de gobierno que López Obrador impulsa desde Palacio Nacional.
Los que hoy se dicen defensores de la democracia dicen querer que las cosas mejoren para el pueblo mexicano, pero siguen teniendo las mismas conductas irregulares que llevaron vivir al país una situación crítica en todos los sentidos. Dicen también que quieren que le vaya bien a México, pero se oponen a todo aquello cuya finalidad es transformar la vida pública de la nación, me queda claro que lo único que sabe hacer la clase política conservadora es vivir del erario público, por ello es que defienden a capa y espada cualquier órgano o personaje que pueda garantizarles seguir en la opulencia, aunque esto signifique darle continuidad a lo que hizo que este país llegara a un estado de convulsión.
Hoy no se espera mucho de quienes dicen representarnos, pero lo que sí esperamos es que sus acciones legislativas sean sustentadas en la voluntad popular, no en los intereses y ambiciones de un grupúsculo que no sabe que rumbo tomar. Hoy la reforma electoral urge para que el interesado en participar en este tipo de espacios sea por convicción y no por negocio y de este modo garantizar que el cambio de raíz ha dado inicio de manera genuina.