Seth Pérez
Las exigencias para evitar la violencia no solo deben estar centradas en los golpes y conductas delictivas. Todo acto violento comienza con actitudes de agresión tan sutiles o normalizadas que son replicadas desde niños hasta adultos y difícilmente podemos identificar el daño que pueden causar en el futuro. Esta semana, en un concierto de dos grandes artistas, unos comentarios sutiles nos deben hacer reflexionar cómo son nuestros modelos de comportamiento.
Detrás de la canción de ‘El privilegio de amar’, los artistas mencionaron que, tras su separación, solo se hablan por interés. Mostraron su trato despectivo llamándose “este” y “esta”. Quizás parte del espectáculo y de un guion que les puede generar más público. Es posible que el objetivo fuera ganar al auditorio que gusta de canciones que ellos llamaron para “ardidos”. Sin embargo, como personas, merecen respeto además del que requiere su figura o rol como padre y madre.
El refrán ‘El diablo está en los detalles’ queda a la perfección en este ejemplo. Nuestra manera de hablar y expresarnos de otros tiene consecuencias. Todo mundo merece nuestro respeto, pero estamos rodeados de artistas y políticos que denostan y denigran a los otros y son nuestro ejemplo. En este caso, al padre o la madre de sus propios hijos. ¿Usted qué opina?