Vaya hecho histórico el que vivimos por primera vez en México. La clase privilegiada decidió tomar las calles para exigir respeto al Instituto Nacional Electoral, con la consigna de ‘El INE no se toca’. Se pusieron los tenis más cómodos, vestimenta blanca, un moñito rosa, lentes de sol y un sombrero que combinara con el atuendo que llevarían a la que para muchos de los asistentes fue su primer marcha de resistencia. A su paso gritaban a favor de reducir el número de diputados y el presupuesto que tienen los partidos políticos, sin saber que justo eso es uno de los puntos que aborda la reforma electoral. También demostraron su repudio al presidente Andrés Manuel López Obrador y al Gobierno de la 4T y uno que otro dejó en claro que no quieren comunismo, socialismo ni nada que se le parezca.
En algunos casos, vimos imágenes religiosas y pancartas ofendiendo al partido Morena, desafortunadamente también quedó exhibido el desconocimiento que tienen en relación a la reforma que impulsa el presidente y quedó demostrado cómo los medios de comunicación terminan maleducando a aquellos que les brindan el poder de contar con la verdad absoluta. Pero no importa; para aquellos defensores de la democracia todo fue fiesta y algarabía. Lástima que, aunque creen que son un grupo numeroso, la verdad es que su manifestación raya apenas en lo normal, pero no la demérito, porque por vez primera decidieron defender lo que en su mente es justo.
Por último, celebro la rechifla que le acomodaron a los oportunistas que quisieron apropiarse de la movilización dominical. Entiendan: el pueblo no es tonto y, aunque sus redes estén llenas de fotos sonriendo, la ciudadanía ya no les cree. Tiempo al tiempo, espero pronto que tengamos una reforma electoral que detenga el saqueo sistemático del INE.
MT