José Urquiza Ruiz
A partir de que iniciaron los trabajos de construcción del Paseo 5 de Febrero, se ha hecho evidente un incremento de usuarios de la bicicleta como medio de transporte en la ciudad, pero sobre todo, en la zona de obras. Dada la congestión vial provocada por las obras, muchos ciudadanos están encontrando en la bicicleta una alternativa más rápida y conveniente sobre otras como el transporte público y el automóvil para realizar sus trayectos intermedios.
Recordemos que el concepto de demanda inducida se refiere al efecto de atracción de un mayor número de automóviles a una vialidad producido por la ampliación de carriles o su modernización. Realizando inversiones en transporte público y ciclovías se puede generar el efecto inverso, induciendo a los usuarios a moverse de manera más eficiente y sostenible en estos medios de transporte. Para lograrlo, estas alternativas deben presentar ventajas claras como menores tiempos de traslado, comodidad y conveniencia, pero también deben ser confiables y seguras.
Pronostico que, al concluir la obra, se habrá generado una gran demanda de infraestructura ciclista, de manera circunstancial o involuntaria. Para arraigar una cultura de movilidad sostenible, necesitamos contar con una red metropolitana de ciclovías que esté integrada con el sistema de transporte público QroBus mediante centros de intercambio modal y optimizando el sistema de bicicletas públicas QroBici.
MT