Fernando Islas
Después del histórico movimiento encabezado por la comunidad estudiantil universitaria, en particular por Facultades Unidas, la universidad entra de manera extraoficial en una adelantada época electoral. El paro de 28 días en la máxima casa de estudios dejó varios aspectos a analizar, el primero de ellos y desde mi particular punto de vista, el más importante, es el nacimiento de una generación de alumnas y alumnos que demostraron que la juventud es la alegre rebeldía en todos los sentidos y que desde la organización y resistencia, la defensa de derechos puede ser una realidad.
El segundo aspecto y el cual urge no ignorar, es la vigencia de diversos agentes de tinte porril que aún rodean la vida orgánica de la universidad más importante en la entidad, aunque parecía que gracias a la anterior gestión, estos habían desaparecido, el reciente conflicto hizo que viejos lobos porriles regresarán a la actividad, en especial en redes sociales. Por último, sé de buena fuente que aunque propios y extraños buscaron descalificar al estudiantado, las juventudes de la UAQ marcaron un antes y un después en la historia de Querétaro, gracias por ser esperanza.
Inevitablemente el proceso por la rectoría inicia este jueves fuera de toda oficialidad, pero si en la práctica, algunos directores y directoras, midieron su fuerza al interior y exterior de su comunidad, para sorpresa de propios y extraños, nada está escrito. Tiempo al tiempo, la única realidad es que es de vital importancia blindar a la cuna del pensamiento crítico del estado, la UAQ es de todos y todas, y nunca más será la caja chica de aquellos que se sientes dueños de todo.