Alejandro Gutiérrez Balboa
El próximo 8 de noviembre, los norteamericanos acudirán a las urnas, en las elecciones intermedias, y definirán la ruta que seguirá su país, de acuerdo a qué partido logre la mayoría en las cámaras y en varias gubernaturas.
El próximo martes se eligen alrededor de un tercio del Senado (35 escaños de 100), la totalidad de los 435 diputados o representantes y 36 gubernaturas; además habrá elecciones en legislaturas locales y otras representaciones.
En la actualidad, en el Senado, existe una muy ligera mayoría de Republicanos, con 50 asientos; 48 son Demócratas y hay 2 independientes. En la Cámara de Representantes los Demócratas tienen mayoría con 220 legisladores, en tanto los Republicanos tienen 212 y hay 3 puestos vacantes. En tanto, hay 28 gobernadores Republicanos y 22 Demócratas; 2 son independientes.
Después del disruptivo período de Donald Trump, con todo y su intento de dar un golpe de mano para conservar el poder el 6 de enero del año pasado, la presidencia de Joe Biden no ha logrado recuperar el liderazgo de su país, bastante comprometido por las políticas de su antecesor.
No sólo eso, la inflación en Estados Unidos ya sobrepasó el 8%, algo que no ocurría hace 40 años. Ciertamente, esto también es secuela de la pandemia y de la invasión rusa a Ucrania, pero las políticas proteccionistas de Biden han sido las principales detonantes. La pretensión de preferir semiconductores hechos en Estados Unidos y totalmente ajenos a China, aunado a los subsidios y créditos fiscales a los fabricantes de chips y de vehículos, han pesado en la economía.
La rivalidad con las 2 potencias, China y Rusia, ha puesto a una serie de aliados, sobre todo en Europa, a la defensiva, siendo improbable que se alineen enteramente del lado norteamericano. Biden ha sido incapaz de explotar la oportunidad que las agresiones rusas le han presentado para afianzar la alianza con Europa. Tampoco se ha visto un liderazgo capaz de suplirlo eventualmente en la vicepresidente.
En caso de que los Demócratas pierdan y que los Republicanos afiancen su mayoría en ambas cámaras y en las gubernaturas, quedará pavimentado el camino para su retorno a la Casa Blanca a principios de 2025. La gran apuesta será entonces si permitirán un regreso de Trump o elegirán un liderazgo mucho más firme, consistente y acorde con los intereses norteamericanos.