Raúl D. Lorea

Recientemente vi un video tomado desde el teleférico de Iztapalapa donde se muestran los más de 800 murales que artistas y activistas pintaron en las azoteas, logrando con ello el proyecto de muralismo más grande del mundo.

La idea es mejorar la vista durante el recorrido, y es que, en el paisaje urbano, normalmente la azotea es “la quinta fachada” percibida sólo desde las alturas.

Este concepto lo acuñó el gran Le Corbusier, quien desarrolló algunos proyectos donde le dio un uso interesante a las azoteas, dando los primeros pasos hacia la sostenibilidad urbana y colocando espacios de actividades ya sea comunitarias, de esparcimiento, descanso o huertos urbanos.

En el municipio de Guanajuato, sí está prohibido que haya construcciones provisionales, tendederos, bodegas o tinacos visibles en las azoteas. La razón es simple; por su geografía casi todas las azoteas son visibles y forman parte del paisaje urbano, visto desde los diferentes sitios turísticos de la ciudad.

En Querétaro no ha sido necesario regular la vista de las mismas porque nuestra ciudad no tiene tantos desniveles, sin embargo, con el crecimiento de la ciudad y la edificación en vertical, ya hay viviendas que están formando parte de un paisaje urbano desde las alturas.

Cuando se habla de colocar un teleférico en ciertas zonas de la ciudad, llega a mi mente esta inquietud del paisaje urbano desde las alturas, como si se viera con un drone. Si fuera así ¿qué veríamos en su azotea, amable lector?