Alejandro Gutiérrez Balboa
Cuando Israel fue fundado, en mayo de 1948, de inmediato estalló la primera guerra árabe-israelí, al no estar de acuerdo el mundo árabe, ni con la existencia de la nueva nación, ni con la partición de Palestina en 2 países, uno judío y el otro árabe. Después de un año y dos meses, los israelíes lograron su primera victoria.
Este primer conflicto los enfrentó básicamente con sus vecinos, todos de la corriente suní del Islam, la mayoritaria. Habrían más guerras, en las que los árabes conocerían cada vez la derrota ante Israel, una en lo particular, de manera fulminante, la famosa guerra de los 6 días, los primeros días de junio de 1967.
Después de esto, Israel ha logrado no sólo el reconocimiento y la aceptación de sus vecinos árabes, sino que ha establecido relaciones diplomáticas con casi todos ellos y hasta mecanismos de cooperación y comercio. Pero un país, éste perteneciente a la rama chiíta del Islam, la minoritaria, se enfrenta a Israel sin tregua, ahora en una campaña de ataques cibernéticos mutuos.
Irán ha jurado desaparecer a Israel del mapa y representa su principal enemigo. Apoya las milicias de Hezbolá en el Líbano, dotándolas de armas, dinero y entrenamiento para atacar periódicamente a Israel. Hoy, el mundo chiíta constituye una mayoría entre la población libanesa y a ello se deben los ataques de represalia israelíes contra este país que no ha logrado sacudirse esta influencia.
También ocurre lo mismo con el grupo Hamás que controla la Franja de Gaza, territorio palestino. Y también con grupos en Siria que apoyan al presidente Bashar al Asad, al igual que grupos en Yemen del Sur, actualmente en guerra civil. Todos estos frentes son los que enfrenta Israel en la actualidad.
Per recientemente se han dado ataques cibernéticos entre Irán e Israel, que lo mismo han saboteado los planes nucleares iraníes que atacado fuentes de suministro de agua israelíes. Éstos últimos han atacado la red ferroviaria iraní, algunos puertos y el suministro de combustible local. Irán ha contestado también un puerto israelí y obtenido información personal de ciudadanos judíos.
La guerra cibernética es el nuevo frente de guerra; la preparación, defensa y protección de los sistemas informáticos de un país es vital. Para ello hay que invertir recursos para capacitar, formar y especializar expertos, lo mismo para la defensa y protección que para disuadir posibles atacantes. Cualquier ataque a la infraestructura digital de un país será irreparable.