Javier Esquivel
Las débiles tácticas y argumentos poco creíbles que han utilizado las y los voceros del PRI para defender su postura a favor de la permanencia de las Fuerzas Armadas hasta el 2028 han dejado de ser uno de los puntos frágiles de su estrategia de comunicación. Ahora el reto será comunicar su futuro.
Infructuosamente las y los priistas han debatido en todos los foros disponibles para tratar de eliminar el sesgo y la sospecha de que la reforma constitucional que aprobaron junto con el régimen de gobierno en la Cámara de Diputados no es un guiño o parte de una negociación. Ningún portavoz pudo convencer a la opinión publica de que no lo es.
El desafío más grande que se les avecina ahora será articular una nueva estrategia que les permita explicar creíblemente a sus audiencias internas y externas los siguientes temas:
1.- Que, con el voto a favor de sus legisladoras y legisladores no se doblegaron para salvaguardar intereses personales o de unos cuantos. Que no hubo coerción ni mucho menos presión.
2.- Que, con el resultado de la votación a favor en el Senado se podrá mantener vigente la relación con otras fuerzas políticas con las que anteriormente conformaron alianzas y prometieron moratoria constitucional.
3.- Que, por primera vez en la historia reciente, la mayoría de sus senadoras y senadores no serán expuestos al escarnio público o a la expulsión a pesar de que pudieran votar contrariamente a lo dispuesto por el presidente de su partido como lo han manifestado.
4.- Que, la aprobación o rechazo de la reforma no estuvo nunca ligada a los trabajos de la comisión legislativa de San Lázaro que atiende los procesos de desafuero. Que la lentitud o velocidad con la que se aborden dichos dictámenes son independientes y desligados a cualquier interés.
5.- Que, de ser aprobada la propuesta de ampliar los términos y plazos de la militarización, se puede ser un partido con dirigentes creíbles y confiables entre pares de la oposición y que no prolongarán la extensión de sus cargos hasta después del 2024.
6.- Que el cambio de opinión y viraje de timón priista no será la puerta de entrada para aprobar junto con el oficialismo las reformas constitucionales pendientes, entre ellas, la electoral que cambiaría la estructura actual del INE y del máximo tribunal en la materia.
Sin duda mucho por hacer en materia de comunicación política en las próximas semanas para un partido que busca recuperar su credibilidad y confianza luego de perder casi la mayoría de los estados que de manera individual gobernaba y ser junto con el PRD, el instituto político que más militares y seguidores pierde.
La percepción del futuro del PRI empezará a construirse esta semana. Las consecuencias de la votación de la reforma constitucional en comento puede ser el primer paso para la reconfiguración de un partido, antes todo poderoso, a la conversión de un partido con baja intención de voto, altos niveles de rechazo minoritario y satélite a las decisiones del poder por los próximos 9 años siguientes.
Apunte del consultor
El Senado de la República será en centro de atención pública una vez más esta semana. Las decisiones que se tomen dentro y fuera del salón de plenos será decisiva para determinar con más claridad la sucesión presidencial del 2024.
En sus entretelones se diseñan y construyen diversas estrategias para obtener las siguientes gubernaturas que estarán en disputa, pero sobre todo con la votación de la reforma constitucional que hemos comentado, será decisiva para mantener vigente las aspiraciones y destino de uno de sus integrantes para el 2024.
En el Senado todo puede pasar, no es cuestión de tiempo, sino de estrategia.
@Javoesquivel