Yamile David
Cuando escucho a algunos conocidos hacer bromas sexistas, cuando me entero de grupos de mensajería donde comparten fotos de mujeres de su trabajo, gimnasio o relaciones casuales, me doy cuenta de que no dimensionan el daño que puede ocasionar esta práctica tan habitual.
Esto es tan solo un ejemplo de cómo se sexualiza a la mujer desde edades tempranas, y hoy, aunque se nos tache de exageradas, poco a poco se van visibilizando estos comportamientos que -afortunadamente – hoy están teniendo ya consecuencias penales.
Recordemos el caso de Olimpia Coral Melo, originaria de Puebla, quien sufrió violencia por parte de su ex pareja que en su adolescencia compartió un video íntimo de ella. Esa acción la llevó a pensar en el suicidio debido a que ejercieron comentarios violentos hacia su persona ¡por mantener relaciones sexuales con su pareja! Es inaudito el que, por vivir libremente su sexualidad, la mujer sea tachada de p… ¡Ya basta!
Afortunadamente, Olimpia tuvo el valor y coraje para tomar cartas sobre el asunto y logró la denominada “Ley Olimpia”, un conjunto de reformas legislativas encaminadas a reconocer la violencia digital y sancionar los delitos que violen la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales, también conocida como ciberviolencia o violencia digital. Sanciones que van de 1 hasta 8 años de prisión acompañado de multas.
Si consideran “exagerado” el pensar que compartir fotos de mujeres es grave, lean esto:
De acuerdo con datos del Módulo sobre Ciberacoso (Mociba), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), más de 17 millones de personas usuarias de internet de 12 años o más que afirmaron haber vivido alguna situación de acoso cibernético, 9.4 millones eran mujeres; el grupo más afectado es el de las personas jóvenes de 20 a 29 años sin omitir mujeres de mayor edad.
El Mociba también señala que 40.3% de las mujeres víctimas enfrentaron insinuaciones o propuestas sexuales, 35.3% fueron contactadas mediante identidades falsas, y 33.9% recibieron mensajes ofensivos.
Las mujeres y las niñas víctimas de la violencia digital suelen sufrir distintas consecuencias: estigmatización, daños a la reputación, una menor productividad, efectos negativos sobre la salud mental y el bienestar psicológico, aislamiento tanto en el mundo virtual como en el mundo real y en el peor de los casos, suicidio.
Entonces, a todos los caballeros que hacen el favor de leer este artículo les hago una pregunta:
¿les gustaría que su hija, esposa, hermana, amiga, fueran el foco de esa fotografía que se comparte cientos de veces con comentarios de todo tipo (sexuales, por supuesto)? Doy por hecho que no, entonces, dejen de compartir la de otras mujeres, que son hijas, madres, esposas, hermanas y amigas de alguien más.