Roberto Mendoza
El presidente Andrés Manuel López Obrador asegura que es uno de los gobernantes más atacados de la historia tanto por sus enemigos y adversarios, como por la prensa. Es mentira, de hecho, este gobierno es uno de los que mejor maneja la narrativa de la opinión pública en la historia y el que más justificaciones y explicaciones ha dado a muchas de las preguntas no sólo de los reporteros, sino de los medios y de las redes sociales. Ya llevamos muchos años, más de 30 que nuestro país ha sufrido con diferentes desgracias, entre ellas masacres y la acción del gobierno frente a accidentes fatales y catástrofes naturales, esto nos ha hecho más tolerantes a este tipo de eventos donde algunos mexicanos pierden a familiares, amores y amigos muy queridos. Sin embargo, la prensa, los medios y las redes sociales nunca han dejado de criticar y muy duramente estos eventos.
Aún no había redes sociales y muchos, criticamos la masacre de Acteal durante el sexenio de Zedillo, lo mismo sucedió con Vicente Fox con la tragedia de Pasta de Conchos, el asesinato de 26 campesinos en Oaxaca y los enfrentamientos con la Appo; estos continuaron con Felipe Calderón, quien además tuvo otras tragedias, como la de los niños de la guardería ABC, las masacres del narco y migrantes y la crisis mundial de la pandemia de Influenza H1N1. El presidente Enrique Peña también tuvo muchos eventos catastróficos, entre ellos el terremoto de septiembre de 2017 y el asesinato de 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa Guerrero.
Precisamente sobre este asesinato los medios y las redes sociales fueron los que tomaron el control de la narrativa, desde unas horas después del confuso tiroteo del viernes 26 de septiembre de 2014, donde policías y hombres sin identificar atacaron diversos camiones donde se transportaban estudiantes y jugadores del equipo “Avispones de Chilpancingo”. Los hechos no se conocen del todo, las investigaciones fueron caóticas, principalmente porque la policía, en Iguala, estaba involucrada y coludida con el grupo de narcotraficantes “Guerreros Unidos” y por si no fuera poco, la máxima autoridad del municipio, el presidente municipal, José Luis Abarca, estaba asociado a este grupo. Por lo tanto, los hechos se fueron perdiendo, sobre todo por el número de protagonistas asesinados.
Fue el caos y la confusión la que ayudó a que la narrativa mediática fuera tomada y liderada por los adversarios al gobierno en turno, fueron estas personas obscuras y malintencionadas las que convencieron a los papás de los estudiantes que estos no estaban muertos, como aseguraba en noviembre de 2014 el entonces procurador de la Republica Jesús Murillo Karam, sino desaparecidos, secuestrados en algún lugar, pero vivos; por eso la frase: “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, esta manipulación llevó a concluir que había sido un crimen de Estado, cosa que siempre fue mentira, pues estos estudiantes no eran enemigos de nadie, quizá si unos jóvenes entusiastas, algunos pudieran estar relacionados con el narco, pero nunca enemigos del Estado.
Hoy, el gobierno ha tenido que reconocer la verdad dicha hace 8 años, los jóvenes están muertos, personas relacionadas con el gobierno actual mintieron, nunca los iban a encontrar vivos, además no pudieron corregir los errores iniciales en la investigación y por lo tanto no se sabe y quizá nunca se sepa que pasó exactamente. Meter a la cárcel por venganza, al exprocurador Murillo Karam, que cometió la soberbia de decir que había una “verdad histórica” no dejará a nadie satisfecho, mucho menos a los papás que confiaron y hoy ven con tristeza, que sólo fueron usados para crear una mentira histórica con el ánimo de derrotar a un rival político.