El domingo pasado estuvo en Querétaro la jefa de Gobierno de la Ciudad de México para platicar de la reforma electoral que el presidente Andrés Manuel López Obrador está impulsando; sin embargo, me fue imposible ignorar varios factores que se suscitaron durante el evento en el que se congregaron como mínimo un millar de personas. Todo inició a las 10 de la mañana, en un encuentro a puerta cerrada con algunos liderazgos del partido a nivel local; ahí se pudo observar la presencia de personajes como Ángel Balderas, Gilberto Herrera, Elvia Montes, entre otras personalidades. Lo que en esa sala se habló, solo los asistentes lo saben.
Un par de horas después, el Salón Villagrand fue testigo del apoyo y cobijo que tiene Sheinbaum en Querétaro, secundado por el respaldo notable, por no decir absoluto, que el senador Herrera demostró tener por parte de los militantes y simpatizantes del partido obradorista y, aunque en está ocasión no hubo abucheos, fue evidente el silencio y vacío que el auditorio hizo en el momento en que el delegado Ruiz hizo uso de la voz. Probablemente por ello, personajes como la excandidata al Gobierno del estado o el suplente de senador no se hicieron presentes, no son inocentes y saben que no cuentan con las simpatías de la base.
Por último y desde mi humilde opinión, lo más sobresaliente es la afinidad entre la doctora Claudia y el doctor Gilberto, ambos defensores de la educación y políticos convencidos de que el principal motor de desarrollo se encuentra en las aulas de clase. El camino al 24 ha iniciado; no sé ustedes, pero es esperanzador el tener una presidenta como Claudia Sheinbaum y por qué no, un futuro gobernador como el doctor Herrera.
MT