Fernando Islas
Vaya encrucijada la que tendrá el presidente Andrés Manuel López Obrador y el partido Morena en los próximos meses. El 2024 ha decidido adelantarse dos años y pareciera que cada fin de semana se vive un acto de campaña rumbo a la elección presidencial donde se definirá la continuidad o no del proyecto de la Cuarta Transformación nacional.
Hace dos fines de semana, observamos a la plana mayor del partido obradorista, dando un banderazo no oficial al trabajo de promoción y defensa del voto de una de las elecciones más importantes a nivel nacional, como lo es la del Estado de México, y apenas hace un par de días se reunieron nuevamente en Coahuila, entidad que ha sido un bastión recalcitrante del priismo, aunque en esta segunda ocasión el canciller Marcelo Ebrard brilló por su ausencia.
Tiempo al tiempo, solo la jefa de Gobierno de la Ciudad de México puede darle garantía a López Obrador que la 4T seguirá el rumbo que hoy en día tiene. El resto de las ‘corcholatas’ no pueden hacer lo mismo, por lo que su principal virtud es tener capital político en el sector empresarial o en la oposición al actual Gobierno.
Difícil camino el que tiene que recorrer Morena.