Enrique Álvarez
Toluca acaparó los reflectores del futbol la semana pasada, cuando corrieron los rumores de que estaban buscando contratar jugadores de alto nivel de ligas europeas. Primero se habló del uruguayo Edinson Cavani y después de Luuk de Jong.
Aunque nada se concretó, un fichaje de ese nivel emociona a la afición local y visitante. Tanto mediática como deportivamente, ese tipo de fichajes rompen la liga. En otras palabras, hacen que todos volteemos a verla.
De la década de los noventa para acá la liga mexicana ha tenido contrataciones top que en su mayoría han ofrecido resultados positivos:
El América trajo a Francois Oman Biyik y Kalusha Bwalya en los noventa. En la misma época Celaya trajo a Emilio Butragueño y Michel, y Puebla a Carlos Muñoz.
Iniciando el siglo llegó para América Iván Zamorano y un poco después Claudio “Piojo” López. Más recientemente llegaron Luis García a Puebla, Ronaldinho a Querétaro, Vincent Janssen a Rayados y Florian Thauvin y Andre Pierre Gignac a Tigres. Incluso Pep Guardiola, que aunque descendió con Dorados, sumó los puntos suficientes para que el equipo, con cualquier sistema de descenso sensato se hubiera salvado.
Es importante mencionar que también hubo grandes nombres que no funcionaron: Schuster en Pumas, Bebeto en Neza, Bakero en Veracruz y Djalminha en América.
La liga mexicana requiere más inversión. Las buenas contrataciones como Gignac, aunque caras, son redituables. Si nos dan más espectáculo, los equipos tendrán más ingresos. Todo está en invertir mejor.
Menos bultos, mas figuras y tendremos un mejor futbol mexicano.