Fernando Islas
La decisión tomada por la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena, en donde mandata remover del cargo y eliminar la afiliación partidista del Maestro Ángel Balderas Puga, quien hasta la semana pasada se desempeñaba como Presidente del Consejo Estatal del mismo partido, ha sido sin duda un tsunami al interior y exterior del partido.
Por un lado nos encontramos aquellos que reconocemos la trayectoria del ex líder sindical y que reprobamos su expulsión del partido que él fundó promovió, defendió y encabezó desde 2015, por el otro están aquellos que impulsaron las denuncias ante el organismo mencionado al inicio de este párrafo y un poco más al fondo están los que sin hacer nada se benefician de la ausencia de uno de los mayores referentes de la 4T en la entidad.
La realidad está distante a una sanción por violencia política de género, pareciera más una vendetta política por parte de los grupos afines de Mario Delgado a nivel local, tomando en cuenta que Balderas exhibió una y otra vez las irregularidades que se dieron al interior del partido durante el proceso electoral del 2021, donde se dieron candidaturas a personajes impresentables, otros desconocidos y un par que aún ostentaban su afiliación al Partido Acción Nacional.
Por si esto fuera poco, los espacios plurinominales en el Congreso del Estado quedaron en manos de personas sin trayectoria o participación al interior del partido obradorista, situación que suma a la interminable lista de inconsistencias que tarde que temprano tendrán que ser esclarecidas.
La batalla de Ángel tiene ruta jurídica, política y mediática, pero en especial es una lucha por la dignidad ruta jurídica, política y mediática, pero en especial es una lucha por la dignidad. Tiempo al tiempo, faltan varias batallas por librar y con seguridad, Ángel Balderas, sabe resistir y sortear este tipo de situaciones.