Legado empresarial y de la vida: Miguel A. Rodríguez

Desde los inicios de esta de esta columna de opinión hemos destacado la importancia que tiene para el ser humano el hecho de entender el rol de cada uno de nosotros a lo largo de la vida.

Todos, sin lugar a dudas deseamos alcanzar el éxito en el camino que elegimos para sobresalir y que se convierta en la fuente de ingresos que nos permita cumplir esas metas y propósitos para jugar un papel relevante en la sociedad, siempre teniendo presente que la primera empresa a destacarse no es lo que logramos construir comercialmente, sino entender que nuestra gran empresa será siempre la vida; el simple hecho de existir y permitirnos desde nuestra esencia aportar construcción de principios y valores para nuestra sociedad.

Las empresas todas nacen al igual que el ser humano, desde la fecundación que en lo empresarial se puede traducir como el nacimiento de una idea hasta el completo desarrollo de la misma, en etapas que van desde la incubación, pasando al emprendimiento, evolucionando a empresa y generando crecimiento en acciones comerciales que terminan llevándola a la explosión del éxito.

Al conjugarse muchos principios y valores empresariales estas empresas alcanzan con el tiempo a brillar con luz propia, similitudes de la vida y la empresa hay muchas: nacer, educarnos, trabajo, conformar familia, evolucionar, ser padres, abuelos, cada etapa de la vida que al describirlas me quedo corto con todo el espectro que hay para describirlas pero que siempre van encaminadas a ser gestadas desde el amor y las buenas costumbres ante la sociedad y que al querer explorarlas tendría que tomarme muchas hojas de este diario para complementarlo.

La gran y única diferencia de la que a muchos es posible no nos guste tocar y es una realidad tiene como nombre la muerte, que en las empresas se puede dar comercialmente por el mal manejo de ellas pero que a diferencia de la vida misma, esta con políticas claras de gestión empresarial, o cambios de administración, estrategias y demás podrían continuar vivas; pero la gran diferencia con la vida esta al momento de morir, el ser se extingue por completo, puntualmente en lo físico y de ella solo quedara para la sociedad ese legado que por sus acciones serán recordadas por la sociedad y para las familias estarán siempre presentes por todas aquellas experiencias compartidas, buenas o no tan buenas, que se pudieron tener a lo largo de las mismas, recuerdos que edificaron, tertulias, consejos, risas, lagrimas o simplemente momentos.

Ante esto no existe experiencia similar que te permita ser tomada como referente para reponerte, lo mejor en estos casos para fortalecerse es soltar, dejar ir y recordar con respeto y cariño, soltar para quien parte evolucione y trascienda, así vivirá vivo en quienes quedan con ese legado que deja para los demás y que les permitirá continuar en este camino de construir una mejor versión de la existencia y aportar con ella cosas que trasciendan ese legado de manera positiva.