Roberto Mendoza
Las elecciones son un termómetro del comportamiento mundial, si bien cada democracia es particular, como la nuestra que pudiera ser hasta un gran negocio por temporadas, también es un modo de medir cómo está el humor social y qué es lo que quiere “el pueblo”. En la Roma o la Grecia antigua, los únicos que podían ejercer el voto eran los ciudadanos, personas que tenían dinero que aportaban más impuestos al Estado y sobre todo tiempo, a cambio tenían oportunidad de ejercer mejores negocios, pues estaban a la mano los dueños de las mejores propiedades, las mujeres, no, ni los pobres. Hoy todos al cumplir 18 años obtenemos la ciudadanía con sus derechos y obligaciones, podríamos asegurar que somos el pueblo, pero no todos, como ya lo he explicado, ejercen sus derechos ciudadanos. Igual que en la antigüedad, lo más importante es tener el tiempo para hacerlo.
En el otro lado está la “clase política” que son las personas que se dedican profesionalmente a ejercer de alguna manera el poder de decidir, una posición política se acompaña de presupuesto que no se debe usar para el beneficio de uno o unos cuantos, sino para todos. Hay un elemento más que existe entre el pueblo y la clase política que es la burocracia, personas que trabajan sin ejercer poder sino que administran las decisiones y sirven de apoyo a la ciudadanía para que las necesidades de todos encuentren solución.
El gobierno actual tiene una lucha en contra de la burocracia lo que no beneficia a nadie, múltiples frentes se han abierto por las decisiones de austeridad y se espera se lleve a una pobreza francamente absurda. Esta decisión ha logrado que haya un desabasto de medicinas, una mala administración de nuestra aviación, una mala distribución de los hidrocarburos, una pésima administración de la pandemia y así nos podríamos seguir… porque los funcionarios profesionales fueron despedidos o ya no les fue atractivo seguir trabajando en la administración pública.
¿A donde se fue el dinero que supuestamente se “ahorro” por la decisión de tener un Estado austero e ineficiente? A las campañas políticas, este año hubo varias, la de revocación de mandato y las estatales, además de otras para promover pequeños procesos como los que se usan para promover las grandes obras de este gobierno y hasta para denostar, como los que se usaron en contra de diputados que no votaron a favor de las decisiones del gobierno.
El objetivo de este gobierno es destruir a la oposición usando recursos públicos, incluso ir más allá, el gobierno quiere quitar cualquier institución que estorbe a sus planes. ¿Para qué quiere el gobierno tener todo el poder? Bien a bien no se sabe, pues no se conoce un plan a largo plazo, la respuesta que mejor se adecúa es que quiere instaurar una dictadura, pero si esa fuera su intención hay mejores y más rápidas formas de hacerlo, de hecho, ya tiene de su lado al ejército y pareciera que también a la delincuencia.
Si no fuera esa su intención, entonces lo están haciendo todo mal, las elecciones del pasado domingo lo demuestran, sí hay oposición, aunque esta muy mal organizada, sin líderes carismáticos y populares, pero aun, con los casi ilimitados recursos financieros y de personal, no la han podido apabullar. ¿Se imagina que pasaría si hubiera una oposición bien organizada? Hubo muchos mexicanos que decidieron no ejercer sus derechos, porque tienen pocos incentivos y muchas cosas más importantes por resolver. El plan del gobierno es malo, el de la oposición malísimo y nosotros en medio, buscando sobrevivir.