Seth Perez
En los últimos años entidades federativas y municipios han elaborado planes y objetivos ideales, que de contar con metas claras y simples pasarían de ser un plan aspiracional a un objetivo tangible y alcanzable. El derecho a la movilidad puede ser tangible cuando tenga una meta tan simple cómo lograr que cualquier habitante de Querétaro (zona conurbada) pueda trasladarse por un mes completo a cualquier lugar de la metrópoli con un boleto que le cueste al equivalente de un día de salario mínimo, o lo que se determine. ¿Por qué una meta así puede ayudar más?
Gran parte de la población gana un salario mínimo y esta meta clarifica que el gasto en transporte solo le representa un día de trabajo o dos o quizás cinco, pero en función de días laborables. En concreto cualquier persona con el pago de esos días de trabajo, le implica que la ciudad le ofrece a cambio la libertad para desplazarse para trabajar, estudiar, capacitarse, para descansar, para ocio, así como aprovechar los espacios culturales y socializar pagando solamente esa cantidad.
Los derechos se ejercen y puede que metas como la mencionada sean un sueño porque la historia del transporte público no lo permite. Sin embargo, es más valiente y valioso plantear metas claras que son un sueño para alcanzar y buscar el cómo, a mantener metas que son un sueño y que no tienen claro el qué ofrecerán. ¿Usted qué opina?