Fernando Islas
Las aguas no logran apaciguarse al interior del partido del presidente, los procesos democráticos han brillado por su ausencia, la posibilidad de un proceso de elección se ve lejano ante las gubernaturas que se están peleando el presente año y las que vienen en 2023.
A lo ojos de algunos, la posibilidad de elegir dirigencia conforme al estatuto morenista, podría debilitar a la 4T rumbo a la elección presidencial, argumentando posibles fracturas, sin embargo existe una óptica que no coincide y que apegada al origen de MORENA, considera que la democracia es un factor de fortalecimiento ante una elección donde la oposición a López Obrador, hará hasta lo imposible por ganar terreno en todos los ámbitos políticos.
Es claro que en la mente del Presidente, solamente hay dos personajes que pueden encabezar la continuidad de su proyecto, en primer lugar la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, no se cansa de “demostrar músculo” a lo largo y ancho del país, sin mencionar el poder de convocatoria que ha demostrado tener, por otro lado se encuentra el canciller, mismo que se había guardado durante una temporada y que hoy se hace presente en algunos actos de campaña de aquellos candidatos que quieren llegar a su respectivo poder ejecutivo estatal.
La moneda está en el aire y en Querétaro no se respiran aires de conciliación, sino de cálculo y paciencia. Tiempo al tiempo, mientras tanto el Presidente sigue avanzando, contra viento y marea y para su poca fortuna la dirigencia de MORENA, se queda atrás, esperando que los resultados del Gobierno de México sigan siendo suficientes para concretar triunfos electorales.
Mucho presidente, poca dirigencia partidista.