Jesús A. Malo Flores
Las ferias son parte de nuestra vida cotidiana… Orgullo cultural de nuestra identidad, y también la oportunidad de generar negocios, mantienen, preservan y promueven nuestras tradiciones. Son transmisoras generacionales de la cultura y la historia. Son espacios de esparcimiento y diversión, de cohesión familiar y social. Además, en la actualidad son una fuente importante de empleos y generan riqueza en las comunidades.
La feria es también un lugar de comercialización, un mercado especial, una estructura empresarial. Es esplendor y belleza, es una manifestación artística, es manifestación de una sociedad viva, de una comunidad que quiere avanzar, evolucionar, desarrollarse, es una necesidad del pueblo, es una respuesta creada por el pueblo y para el pueblo.
Una feria no sólo sirve para divertir, también sirve para que el hombre se conozca y reconozca en sus tradiciones, tanto como reconoce a sus semejantes.
Desde esta óptica, consideramos que las ferias son parte esencial del patrimonio que compone la cultura de nuestro país. Identidad, religión, comercio y ritos sociales confluyen en las ferias, haciéndolas el acontecimiento más importante del año en cada uno de los rincones del país. Las ferias son, sobre todas las cosas, el gran dique que aún poseemos los mexicanos frente a la transculturización.