Claudio Sarmiento Casas
Todos erramos. Todos tenemos el lapsus brutus pero no por ello merecemos involucrarnos en un siniestro, ya sea como víctimas o como causantes. Como individuos, debemos usar responsablemente cualquier sustancia, herramienta o vehículo peligroso para no incurrir en daños a terceros; pero nuestro gobierno tiene responsabilidades mayores. En el caso de la seguridad vial, es el asegurar que cualquier error humano resulte en cero muertes. No es idea nueva, radical o imposible, sino una política pública aplicada con éxito en otras partes: la visión cero.
Este pasado mes se concentraron fallecimientos que fácilmente pudieron haber sido evitados con la infraestructura adecuada. Esta no es la primera vez que la ciudad destaca por su inseguridad vial. Sin duda existen múltiples responsables, pero la visión cero exige una aproximación sistémica donde el diseño vial es uno de los principales pilares de la seguridad vial. Entre otros pilares están la aplicación y el respeto de la ley – principios ambiguos que nuestras autoridades identifican como única solución – pero hay que también considerar las facilidades multimodales, los servicios de emergencia y el compromiso para integrarlas todas en una sola estrategia.
Todo esto lo podemos englobar como una falta de “cultura vial”, pero estaremos desprestigiando el concepto pensando que se trata de educar a algunos irrespetuosos de la ley. Nuestros gobernantes tienen que garantizar más que la eficiencia en nuestras calles, deben garantizar la vida.
MT