Hugo Lora
El día de ayer vivimos la segunda jornada democrática menos participativa desde que el Instituto Nacional Electoral (INE) existe, solo por detrás de la consulta popular del año pasado. Según el conteo rápido hecho por esta institución solo participaron entre el 17 y el 18.2 por ciento de las y los posibles votantes, es decir, solo 16 millones de mexicanos decidieron usar esta herramienta. Pero ¿los demás? ¿por qué no participaron? ¿hay algún mensaje en esta cifra? Sin duda.
Históricamente, las elecciones intermedias (tres años después de una presidencial) son las que menor participación tienen, en comparación con las presidenciales. Lo anterior por muchas razones, pero principalmente el presupuesto dado y la cantidad de tiempo que se dedica a la difusión de la imagen, casi presidencial, de los distintos candidatos. En promedio vemos que en las intermedias participa el 46 por ciento de la lista nominal y el día de ayer se estima un 30 por ciento menos que esto ¿por qué?
El presupuesto puede ser una de las razones: para la revocación de mandato el INE contaba con 1,567 millones de pesos; para las elecciones intermedias de 2021 contaba con 19,593 millones de pesos. Más de 12 veces el presupuesto. Ahora, si vamos por el argumento de la difusión no podríamos decir que la jornada democrática de ayer no contó con la cobertura suficiente. Desde que pasaba por el proceso legislativo tuvo los ojos de muchísimas personas encima; ya pasado este proceso, hubo muchísimos momentos en los que se mencionó desde fuentes oficiales; y, ahora, durante el proceso de veda electoral vimos que se dio el decreto publicado en el que cualquier servidor público podía promover la participación y, además, apoyar al presidente, lo que, por acuerdo o desacuerdo, generó mucha publicidad enfocada en el tema. En conclusión, el dinero puede darse como excusa, pero la difusión no.
Personalmente, creo que la baja participación grita que la ciudadanía no estuvo de acuerdo con el instrumento y que la popularidad del presidente, como ha sucedido con todos sus antecesores, ya no es la misma que al principio de su mandato. Si tomamos esto como un termómetro, la temperatura se nota cada vez más baja.